Nuevo orgullo panameño

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Se trata del primer proyecto del arquitecto Frank Gehry que se inaugura en Latinoamérica.
Visto a la distancia, el edificio del nuevo Biomuseo se desmarca completamente del horizonte de rascacielos panameños y el trazo colonial del Casco Antiguo.Foto: Agencia
Redacción

Una fachada muy colorida destaca junto a la Calzada de Amador, frente a la Bahía de Panamá. Visto a la distancia, el edificio del nuevo Biomuseo se desmarca completamente del horizonte de rascacielos panameños y el trazo colonial del Casco Antiguo.

Se trata del primer proyecto del arquitecto Frank Gehry que se inaugura en Latinoamérica, construido con inversión privada y expresamente para este recinto.

Dentro, el colorido cede el paso a la sobriedad del cemento al natural y las vigas de acero que se extienden hacia el cielo.

“La idea del atrio, del centro, es que te encuentres como debajo de un grupo de árboles. Todas las columnas principales son los troncos, las vigas funcionan como las ramas y los techos son como el grupo de hojas, por eso ningún techo se toca uno al otro”, explica Nicole Rubatino, jefa de mercadotecnia y eventos del Biomuseo.

A través de sus vitrinas, estaciones interactivas, pantallas y esculturas, el museo cuenta cómo surgió el itsmo de Panamá hace tres millones de años, su importancia para la transformación de la vida en el planeta y cómo en un territorio tan pequeño es posible encontrar tanta biodiversidad.

El contenido de las exhibiciones fue desarrollado en conjunto con el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales. Actualmente ya están listas cinco de las ocho salas que lo integran y que en total ocupan una superficie de 4 mil metros cuadrados.

El estreno oficial del Biomuseo está programado para finales de septiembre, sin embargo, hace poco más de un mes inició su etapa de preapertura durante los fines de semana: viernes de 9:00 a 15:00 horas; sábados y domingos de 10:00 a 17:00 horas. Hay que tomar en cuenta que la taquilla deja de vender boletos 30 minutos antes de la hora de cierre del museo.

“Otra cosa importante de la preapertura es que nosotros no lo hemos anunciado en medios masivos, ha sido todo en redes sociales y de boca en boca, y hemos tenido un promedio de personas entre 600 y 800 por día”, destaca Rubatino, quien recomienda destinar unos 40 minutos como mínimo para la visita.

Al mismo tiempo, en el Biomuseo se trabaja en la fase B del proyecto, que podría estar lista dentro de un año y medio, la cual incluye tres salas más.

La primera se llamará Océanos divididos y constará de dos tanques con flora y fauna de cada océano. “La gente va a aprender cómo surge el itsmo, separa dos océanos y se empiezan a crear especies nuevas”, señala Rubatino.

Otra será la Red viviente, rodeada de vidrios, donde habrá una escultura con forma de un árbol de higo, en la que se representará de una forma muy artística la mezcla de diferentes especies naturales. “Se podrá ver la ciudad de un lado y la entrada al Canal del otro, es espectacular”.

La última sala tendrá por nombre “Panamá es el museo”. En ella, el viajero podrá observar los diversos contenidos del Biomuseo aterrizados en sitios específicos del país, como una invitación a explorar y cuidar el destino. La tienda del museo estará lista en aproximadamente un par de meses.

“Este museo es más que solamente un museo de historia natural”, asegura Jonathan Hernández, jefe de guías, “es un museo que te habla implícitamente de las conexiones que se hacen cuando surge algo, pero también de las que se pierden”.

El costo de entrada general para visitante no residentes de Panamá es de 22 dólares por adulto (290 pesos) y 11 dólares (145 pesos) para estudiantes y menores de 18 años.

Galerías que atrapan

Cinco de las ocho salas que integran el Biomuseo ya están listas y abiertas al público durante los fines de semana.

Galería de la biodiversidad
Equipados con una audioguía, los visitantes comienzan su recorrido en esta sala, donde entre otros temas se destaca la importancia de la variedad genética para campos como la medicina.

Panamarama
El viaje sigue en este espacio de proyección de tres alturas y 10 pantallas que envuelven a las personas en los ecosistemas panameños por medio de una experiencia audiovisual que dura sólo algunos minutos.

El puente surge
Unos pasos más adelante, los visitantes se enteran cómo Panamá emergió del mar hace 3 millones de años. Se camina en medio de tres esculturas de más de 10 metros de altura que representan el movimiento de las placas tectónicas, descubriendo el mundo geológico.

El gran intercambio
Una estampida de 72 esculturas protagoniza esta sala. Las figuras representan algunas de las especies que cruzaron entre Norte y Sudamérica cuando el itsmo se cerró.

La huella humana
La exploración concluye en la sala al aire libre, musicalizada por una pieza exclusiva del compositor panameño Danilo Pérez. Aquí, a través de 16 columnas se cuenta la historia de los humanos en el itsmo, su interacción con la naturaleza del lugar a lo largo del tiempo. Está abierta a los visitantes, sin costo.

 

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