¿OIGA USTED… LA SONRISA DE DUARTE!

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Por El Bicho Politicón

Como usted recordará, desde su captura en Guatemala se le vio muy sonriente, socarrón, ¡exultante!, parecía que por aquellas tierras mayas todo le iba de maravilla y quizá la única molestia que tenía era que no podía dormir muy bien, ¡ah! Y que no había picaditas jarochas, por todo lo demás su chequera lo arreglaba sin problema.

Pero oiga usted, nomás fue que pisara territorio azteca y la sonrisa se esfumó, ¿qué habrá pasado? Puede que el viaje no lo hizo en primera clase (a lo que él estaba acostumbrado) y eso pone de malas hasta al más pintado, también pudo suceder que en el trayecto no le hayan servido sus picaditas jarochas como a él le gustan.

Aunque más bien yo pienso que algún policía gandalla le dijo así por lo bajito (y por órdenes de su Némesis) que su “vieja estaba tramitando el divorcio y se quería quedar con todo lo que él había ganado con el sudor de sus empresas fantasmas”, ya ve que eso sí que cala hasta lo más hondo, tanto delinquir para nada, tanto luchar para juntar un guardadito para que le den ‘baje’ así sin más ni más, eso sí que no es justo.

Eso sí, su ‘paseíllo’ del hangar de la PGR hasta el reclusorio norte de la ciudad de México fue como de carnaval, en una camioneta blindada y rodeado de cámaras, reporteros, fotógrafos… como él mismo dijo “que empiece el show, cámara acción”.

¿Dónde quedaron la sonrisa y las barbas de Duarte?

Pues eso.

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