Por Gustavo Martínez Contreras
Llegó a mis manos un documento del Órgano Fiscalizador del Estado donde revisan las cuentas del año 2015 del municipio de Moloacán y es muy interesante ¿de qué estamos hablando? Pues nada más ni nada menos que de transparencia, viene en qué gastaron y cómo gastaron, las observaciones y recomendaciones que hicieron y la conclusión de que todo está bien.
Analizando lo ahí escrito, sobre todo las 14 observaciones y las 13 recomendaciones, me deja intrigado su conclusión: las observaciones se refieren a obras no licitadas, pagadas y no iniciadas, obras con materiales de poca calidad, falta de inscripción al IMSS, ISR retenido y no entregado a la federación, etc. Todo eso con montos millonarios pero resulta que no hay problema. Ya quisiera que mi contador fuera así de eficiente o que el SAT no se fijara en la falta de pago de mis impuestos.
Saco esto a la luz ya que es un reflejo de cómo se hacían las cosas con Duarte, ya Yunes declaró que la fiscalización en el Estado era un desastre, ahora comprendo por qué en éste rincón de la patria ni se despeinaban, para los que supervisaban no pasaba nada y podían pavonearse a sus anchas.
Un municipio con casi 70% de pobreza y casi un 20% en pobreza extrema merece que sus recursos se apliquen con rigurosa honestidad. Los pobres no requieren de dádivas electoreras, precisan inversiones duraderas en agua potable, en drenaje, en pisos firmes, calles y caminos transitables, oportunidades de empleo que los ayuden a salir del rezago histórico.
¿Será que las cuentas de 2016 sean mejores? No lo creo, aunque esperemos mayor rigor en la supervisión y en lugar de recomendaciones que nadie parece acatar, acciones legales que pongan un remedio a tanto desbarajuste. Nos vemos en la próxima entrega.
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