El Papa Francisco celebró hoy la misa del Jueves Santo en una cárcel a las afueras de Roma
13/04/2017 15:28 / Ciudad del Vaticano
El Papa Francisco celebró hoy la misa del Jueves Santo en una cárcel ubicada a las afueras de Roma y cumplió el tradicional gesto del lavado de pies a 12 presos, nueve de ellos hombres y tres mujeres.
En una ceremonia estrictamente privada, durante la cual no fueron transmitidas imágenes televisivas en vivo, el Papa presidió la celebración “in coena domini” (que recuerda la última cena) en el centro de reclusión de Paliano.
El pontífice llegó al lugar en torno a las 16:00 horas local (15:00 GMT), fue recibido en el ingreso por las autoridades, se trasladó hasta la Plaza de Armas donde recibió una bienvenida de parte del personal de servicio y se trasladó hasta la sala “Unidad de Italia”.
Allí saludó uno por uno a 58 detenidos. A otros dos, un hombre y una mujer, los encontró por separado porque tienen un régimen de aislamiento mientras a otros ocho los vio aparte, ya que padecen tuberculosis. Todos ellos son “colaboradores de la justicia”.
Luego, Jorge Mario Bergoglio ingresó a una simple sacristía preparada para la ocasión donde se revistió con las vestiduras litúrgicas propias para la misa.
Durante el sermón, explicó a todos los presentes el sentido del gesto del lavado de los pies, cumplido por todos los sacerdotes del mundo este día y también por él. Recordó que, en la última cena, Jesús reconoció saber que iba a ser traicionado por Judas, pero igualmente “amó hasta el final”.
“Amar hasta el final. No es fácil, porque todos somos pecadores, todos tenemos límites, defectos, tantas y cosas y sí, todos sabemos amar, pero no somos como Dios que ama sin mirar las consecuencias, hasta el final. Y para mostrar que él era el jefe, que era Dios, lava los pies de sus discípulos”, dijo.
Recordó que lavar los pies era una costumbre que se realizaba en esa época antes de las comidas y las cenas, porque la gente en el camino se ensuciaba los pies, pero esto lo hacían los esclavos.
Precisó que Jesús cambió esa regla y lo hizo él, explicando a Pedro que él vino al mundo para servir, para hacerse esclavo de los hombre, para darles vida y amar hasta el final.