“La Bestia” mutila brazo de indocumentado

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Las Choapas, Ver.

Juan Manuel Jiménez García.

Un migrante hondureño que se trasportaba en el ferrocarril conocido como “La Bestia”, resbaló de uno de los vagones y cayó a las vías del tren cortándole el brazo derecho y causándole diferentes heridas.

Cuando Edgar Turcio Girón de 34 años de edad se despidió de la familia en la ciudad de Tegucigalpa, Honduras, jamás pensó que el destino le tenía una mala jugada, confiando en que llegaría a los Estados Unidos para trabajar duro y sacar adelante a la familia, emprendió el largo viaje que lo llevaría a la realización del sueño americano.

Antes de salir de casa, en uno de los barrios más pobres de la capital hondureña, abrazó fuerte a sus padres, tuvo un momento especial con su esposa e hijos, apartados de los demás miembros de la familia se dieron ánimos para soportar esta separación, las lágrimas no pudieron ser contenidas y rodaron por sus mejillas.

Con solo una mochila que contenía más esperanzas que artículos personales, se dirigió a la terminal de autobuses que lo conduciría hasta la frontera de Guatemala, en el trayecto su mente se perdía por instantes entre los paisajes verdes del camino, había tomado una decisión y estaba seguro que esto iba a cambiar no solo su vida sino la de los suyos para bien.

El paso de Guatemala al estado de Chiapas, ya en México, fue más fácil de lo pensado, recordaba todos esos poblados humildes y de gente indígena, que a pesar que no tenían mucho que dar le brindaron un poco de alimentos y bebidas, disfrutó las veredas y arroyos por donde caminaban, y en ocasiones hacían un alto para refrescarse un poco y continuar su camino.

Dos días antes de llegar al estado de Tabasco donde tomarían el ferrocarril que en todo Centroamérica conocen como “La Bestia”, un grupo de hombres armados lo siguieron para tratar de quitarles sus pertenencias, se escondieron entre la selva chiapaneca y no pudieron conciliar el sueño.

Eran las dos de la madrugada cuando Edgar, junto con un grupo de compatriotas, llegaban al lugar llamado La Chontalpa, en este punto tomarían el ferrocarril que los llevaría hasta la ciudad de Coatzacoalcos donde seguirían su camino hacia la unión americana, mientras esperaban el trasporte tomaron un poco de café con galletas

Eran las 04:45 horas del lunes 17 de abril del 2017 cuando el sonido inconfundible del ferrocarril les avisaba que tenían que prepararse para abordarlo, cientos de migrantes, no solo de honduras sino de El salvador y Guatemala corrieron para sujetarse de las escaleras que conducían a las partes altas de los vagones.

Turcio Giron no alcanzó lugar en la parte de primera clase como en broma le llaman a esa parte del tren, tuvo que conformarse en ocupar el estrecho espacio que queda entre la unión de los vagones, como pudo se acomodó para el largo viaje que lo esperaba, charló de cosas sin importancia con su compañero de viaje y después el silencio invadió la atmósfera como presagiando algo.

La noche en vela que había pasado y el vaivén del ferrocarril invitaba a dormir un poco, Edgar se resistió porque las condiciones de seguridad no estaban dadas, se dijo así mismo que llegando a Coatzacoalcos se echaría un buen sueño…

Pero solo fueron segundos que cerró los ojos, cuando los abrió se encontraba en medio de las pesadas ruedas de acero del tren, fueron fracciones de segundo donde estuvo frente a frente con la muerte, de un rápido giro evitó ser alcanzado por “La Bestia”, pero no fue suficiente porque un fuerte dolor en su brazo derecho le indicaba que las cosas no iban tan bien.

Después todo fue un caos, entre los gritos de los demás pasajeros que pedían que detuvieran el andar del ferrocarril, guardias de seguridad privados que vigilan el trasporte de mercancía, mandaron un mensaje a través de la radio para que el conductor detuviera la marcha de la mole de acero.

Cuando el tren hizo alto total, compañeros de viaje de Edgar saltaron para ayudarle, muchos de ellos hacían gestos de dolor al ver la situación en la que se encontraba su compatriota, entre gritos y órdenes, colocaron un rustico torniquete, para evitar el sangrado, con una playera que alguien traía en la cabeza cubrieron el brazo y de nueva cuenta lo subieron al ferrocarril con la esperanza de llegar a un lugar cercano y recibiera atención médica.

Mientas Edgar recibía los cuidados y consuelo de sus compañeros, personal de la empresa Ferrosur ya se habían comunicado al municipio de Las Choapas, la llamada fue recibida por las corporaciones policiacas que acudieron al lugar donde sería el punto desde donde trasladarían al lesionado al Hospital Pedro Coronel.

Mientras llegaba el tren, en los límites de la colonia Tancochapa y la congregación de San José, se implementaba un operativo por parte de elementos de la policía Municipal, Secretaría de Seguridad Pública y paramédicos de la Cruz Roja, para en un principio, estabilizar al migrante y conocer en qué condiciones se encontraba.

Los que nos encontrábamos en este punto, vimos a lo lejos acercarse La Bestia, la misma imagen de siempre, cientos de indocumentados montados de manera temeraria en sus vagones, pero en esta ocasión levantaban sus manos para llamar la atención de las autoridades ya que pretendían señalarles el punto exacto donde viajaba el joven lastimado.

Edgar se encontraba en un rincón, sus rodillas pegaban con su pecho, con su lastimada mano izquierda, sujetaba su brazo derecho para que no cayera al suelo, su semblante era blanco y estaba a punto del shock.

El ferrocarril se detuvo a varios metros del punto indicado, por lo cual los socorristas de la Cruz Roja, tuvieron que correr para brindar la atención al hondureño, el rostro de los voluntarios de la Benemérita institución, acostumbrados a estos cuadros, revelaron que la situación era más criticada que lo pensado.

De inmediato le fue colocada una aguja en sus venas para suminístrale una solución, su brazo fue vendado para tratar de sostenerlo y de inmediato fue subido a la ambulancia para trasladarlo al Hospital Pedro Coronel, donde después de la intervención del Cónsul en el Estado, fue llevado al Hospital Comunitario de la ciudad de Coatzacoalcos, donde su estado se reporta como grave.

Una vez más La Bestia destruye el anhelo de un indocumentado de alcanzar el sueño americano, una vez más las ilusiones quedan regadas en estas vías de tren… la misma historia con diferentes protagonistas.

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