Juan Manuel Jiménez García.
Las Choapas, Ver.
María del Rosario se casó pensado que lo hacía con el amor de su vida, pero bastaron solo unos meses para darse cuenta que su vida sería un infierno, de aquellos detalles hermosos que tenía su pareja con ella y que la habían enamorado, no quedaba nada, al contrario, empezó a conocer facetas de su esposo que la desilusionaron.
Aun con todo esto, tenía la confianza que la crisis en su matrimonio sería algo pasajero, como suele suceder con todas las parejas, el amor por sus hijos la convenció que tenía que seguir adelante y animándose ella misma le echó todas las ganas.
Pero al paso de los años se dio cuenta que su esposo no cambiaría, al contrario, las cosas empeoraron, sobre todo la situación económica, debido a que era ya costumbre que él se emborrachara y se gastara lo poco que ganaba en sus trabajos.
Cuando surgió la posibilidad de irse a trabajar a la ciudad de Monterrey, Nuevo León, María del Rosario volvió a tener confianza que un cambio de ciudad le vendría bien a su matrimonio, ilusionada aceptó que su pareja se adelantará para ver que trabajara unos meses, y de esta manera conseguir un lugar donde vivir.
Meses más tarde, decidió alcanzar a su esposo en el norte del país, al llegar a la Sultana del Norte, decidió trabajar para ayudarse los dos y sacar adelante a sus tres hijos, pero al igual que en la primera etapa, la felicidad duró solo unos días, el alcoholismo seguía causando estragos en la conducta del padre de sus hijos.
La decisión de alejarse de él, se dio después que una noche, llegara en estado de ebriedad, después de gritarle e insultarla, la tomó por el cuello por algunos minutos, minutos que a María del Rosario le parecieron eternos y pensó por un instante que se le iba la vida, al pensar en sus hijos sacó fuerzas de flaqueza y logró escapar de su agresor.
En Monterrey no tenía otro lugar que la casa de su hermana y su abuelita, ahí llegó en horas de la noche junto con sus tres pequeños, en el camino, sus hijos le preguntaron en repetidas ocasiones a donde se dirigían, ella evadía la pregunta porque no sabía qué contestar, porque no se explicaba él porqué de la actitud del hombre que en algún momento llegó a amar.
Pero la pesadilla todavía no terminaba para esta madre, tres días después de haber huido de su hogar por la violencia de su pareja, éste, acudió a la casa donde se encontraba resguardada junto con sus hijos, desde la calle pidió ver a sus vástagos, María del Rosario le pidió que viniera cuando se encontrara en buen estado, porque para variar venía alcoholizado.
La situación se tornó tensa y para evitar otra agresión decidió llamar a la policía, fueron solo segundos que ocupó para ir por el teléfono celular, tiempo que aprovechó su ex pareja para entrar por la hija menor y salir huyendo con rumbo desconocido.
A pesar de los intentos por alcanzarlos no fue posible, pidió ayuda a sus familiares y a los vecinos pero todo fue en vano, por último recurrió a la policía, fue acompañada hasta el domicilio donde habitaba antes, pero ya no encontraron a nadie, de hecho esta vivienda se encontraba vacía porque a decir de los vecinos, un día antes había vendido todas las cosas.
Esta angustiada madre caminó en varias colonias de la ciudad norteña, por donde le habían dicho que posiblemente se encontraba, fue uno de sus amigos que le comunicó que había viajado a Las Choapas.
María del Rosario sabía que podía estar en esta ciudad en casa de sus padres, realizó llamadas con su madre, familiares y amigos para que le dieran noticia de su pequeña hija, pero todos contestaban que no la habían visto.
Para esto, ya en las redes sociales circulaba una foto de la menor desaparecida y de la persona que presuntamente la había raptado, pero al no tener noticias de ella decidió viajar hasta esta ciudad para rescatar a su hija.
Al llegar a este municipio, el martirio continuó para esta madre, porque los abuelos paternos de la niña no aceptaron dialogar con ella y menos ser recibida en la casa que tienen en la colonia Anáhuac, al contrario, fue amenazada que si no quitaba la información de su hijo en las redes sociales jamás volvería a ver a su hija.
Para evitar más conflictos decidió acudir con diferentes autoridades encargadas de impartir justicia en la ciudad, pero la indiferencia de estas instancias de gobierno la desanimó, y como suele suceder en estos casos, le señalaban que no había delito que perseguir porque él es su padre y que tienen los mismos derechos sobre los hijos.
Ante esta situación pidió la colaboración de la ciudadanía para recuperar a su hija, a través de las redes sociales, son varios usuarios que le han externado su apoyo para que la pequeña de 3 años regrese a su casa con ella.
María del Rosario ya interpuso la denuncia en la ciudad de Monterrey, en esta ciudad la fiscalía le negó ese derecho argumentado que no se podía formular dos querellas sobre el mismo delito, pero la negativa de la funcionaria, se contradice con la alerta de género que tenemos en este municipio, donde claramente se señala que las autoridades tienen que prevenir y combatir cualquier tipo de violencia en contra de las mujeres y menores de edad.