Por El Bicho Politicón
Hace poco me encontré en el chismógrafo moderno (Facebook) una nota sobre el metro en Estocolmo, Suecia… decía a ‘grosso modo’ que había un espacio donde la gente podía pasar sin pagar, siempre y cuando tuvieran una buena razón para hacerlo, quien compartió la publicación se dijo asombrado de que nadie usara aquél pase libre para ahorrarse el pasaje.
Cuando preguntó que porqué nadie se ponía ‘abusado’ y pasaba sin pagar, le contestaron que por qué alguien haría algo así…
Y es que la gente en esos lugares está acostumbrada a hacer lo correcto… ¿por qué en nuestros países es tan difícil hacer lo correcto?, no es que seamos extraterrestres y que no comprendamos que hacemos mal, una prueba de ello es que en cuanto cruzamos la línea hacía EUA nos comportamos diferente… allá no tiramos basura en la calle, por ejemplo.
Y es que uno de los puntos para hacer lo correcto radica en la consecuencia de hacer lo incorrecto, allá en EUA, la consecuencia de tirar basura en la calle es una cuantiosa multa, pero a diferencia de Estocolmo o de Europa en general, es que en el viejo continente es algo que ya tienen inculcado, hacer lo incorrecto ya ni siquiera es una opción.
Tuvieron muchas décadas de educación para llegar a esos niveles de civilidad, aquí no hemos empezado, de hecho, los pequeños esfuerzos casi siempre son de carácter individual, ‘pregonar en el desierto’ es el nombre de la película que repetimos muchos y nos topamos con pared en casi todas las ocasiones que tratamos de sugerir campañas de concientización.
Vivimos en el mundo al revés, aquí a quien devuelve dinero encontrado en la calle u olvidado en el taxi, se le juzga de ‘pend…’, la mentalidad social está programada para lo malo, ya que no hay ninguna consecuencia o ningún incentivo para hacer lo correcto…
El dicho más socorrido para seguir en esta mediocridad es ‘pero si todos lo hacen’, ¡vaya pues!
Por lo pronto, no dejaré de insistir en que hacer lo correcto no es opcional, debe ser un estilo de vida…
Pues eso.