La detective de barrio mejor que el FBI
José Luis “N” le dijo a su esposa Lucía que tenía horas extras en el trabajo, pero olvidó un pequeño detalle: Lucía ya sospechaba, y como buena detective de barrio, le había pegado un chip rastreador en la mochila.
Cuando el GPS marcó “Cinépolis”, Lucía se lanzó directo al cine. Ahí encontró al marido muy cómodo, no con un compañero del trabajo, sino con su chicharrón (la amante), lista para ver la función y con nachos en mano.
Lucía entró como heroína de película de acción:
—”¡Ah, que muy cansado del trabajo, verdad infeliz!”
Gritó, tiró las palomitas, regó el refresco y casi estrena una sala VIP… en el suelo.
La amante solo dijo: “yo no sabía que tenía esposa”, pero eso no detuvo a Lucía, que le reclamó cada calcetín mal emparejado, cada “me quedé tarde” y cada mensaje raro.
El cine se volvió un espectáculo: celulares grabando, gente aplaudiendo, y seguridad sin saber si intervenir o pedir boletos.
José Luis fue sacado del cine sin combo y sin credibilidad. La amante huyó, y Lucía salió triunfante, con video viral y el apoyo del público.
