La fiesta privada que celebró el campeonato del Orizaba FC en el bar “Lo Prohibido” terminó en escándalo y clausura. Videos que rápidamente circularon en redes sociales mostraron a una menor de edad bailando en un “tubo” o escenario elevado, rodeada de adultos (incluyendo jugadores y familiares del equipo) que aplaudían en un ambiente con consumo de alcohol. La reacción no se hizo esperar: el Ayuntamiento ordenó la clausura preventiva inmediata del establecimiento.
“El objetivo es salvaguardar a los menores y a los ciudadanos”, declaró Rey David Mejía Pliego, responsable de Bares en el municipio. Aclaró, sin embargo, que la clausura es precautoria mientras se investiga: “El lugar podrá presentar sus pruebas. Luego decidiremos si se levanta o hay sanciones legales”.
El incidente ocurrió en la madrugada del lunes, horas después de que el Orizaba FC lograra el título. Las imágenes generaron indignación y cuestionamientos.
El bar “Lo Prohibido” salió al paso, afirmando en un comunicado que el evento fue privado y que operaba fuera de su horario normal de atención al público: “Solo proporcionamos el espacio y alimentos bajo un formato distinto”, señalaron, intentando deslindarse de responsabilidad directa sobre lo ocurrido.
Más allá del destino del bar, la polémica pone el foco en dos temas candentes: el papel de los clubes deportivos en las acciones de sus jugadores e invitados en eventos privados, y los mecanismos efectivos para proteger a los menores en espacios de entretenimiento para adultos.