Con 14 cirugías, 64 unidades de sangre, dos entubaciones y una traqueotomía, José Guadalupe Torres Uscanga de 20 años de edad, logró salvar su vida, luego de que un molino triturador le succionó la pierna cuando estaba trabajando.

Perdió la pierna derecha, y a cambio tiene algo más valioso: salud y bienestar junto a su familia, “porque Dios así lo quiso”, afirmó el joven originario de Coatzacoalcos.

Fue el cinco de octubre de 2016 cuando sucedió el accidente; ingresó al Hospital General de Zona número 36 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), perdió mucha sangre y llegó en estado grave con choque hipovolémico, de inmediato entró a quirófano y posterior a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

El pronóstico de los doctores siempre fue reservado, ya que José Guadalupe cayó en un paro respiratorio, y logró salir adelante.

“Por 57 días estuve en la Unidad de Cuidados Intensivos, gracias a las buenas atenciones que recibí por el personal de Hospital salí de ahí; por el accidente perdí mucha sangre lo que complicó el funcionamiento de mis riñones, vías respiratorias y pulmones, en total fueron 14 operaciones y 64 transfusiones de sangre, mi estado era demasiado crítico, los médicos daban poca esperanza de vida, pero siempre le echaron ganas a mi caso”, recordó José.

A nueve meses del terrible accidente de trabajo que a punto estuvo de costarle la vida, se recupera poco a poco para continuar con proyectos laborales y sobre todo en la unión y gratitud que le mostraron su madre, dos pequeños hermanos, familiares y amigos.

“Han pasado nueve meses, que sin duda, han sido los más difíciles de mi vida, pero nunca he dicho no se puede, porque si Dios me dejó con vida es porque tengo por quien luchar y lograr cosas, ya retomé mis estudios y estoy esperando que me den de alta por completo para empezar a trabajar de nuevo, tengo aún muchas cosas por hacer y mi familia es mi inspiración”, afirmó.

“ES UN MILAGRO”

Crisófora Uscanga mamá de José Guadalupe detalló que el pronóstico siempre fue reservado: “caía en paro, pero gracias a Dios y a los médicos IMSS mi hijo salió de ahí, es un milagro, de hecho así lo conocen los médicos como milagro”.

Durante los primeros días de los 57 que estuvo hospitalizado, al menos 80 familiares y amigos diariamente esperaban afuera del nosocomio para conocer el estado de salud del joven, escuchando en ocasiones noticias malas o en otras buenas, ya que su estado de salud no mejoraba.

La mayor parte de las operaciones practicadas al derechohabiente fueron realizadas por el médico traumatólogo, Julio Villalvazo, además del cuidado de las enfermeras y trabajadores.

AGRADECIMIENTO 

En agradecimiento por la atención que recibió en el IMSS, así como la solidaridad que hubo con su familia durante la espera, todos los días cinco de cada mes, la familia Uscanga llega al hospital para dar café, leche, agua, pan y dulces a quienes así como ellos esperan afuera noticias de sus pacientes, aunado a darles un mensaje de fe y confianza.

El joven ya recuperado hizo un llamado a la población: “me gustaría que de corazón donen un poco de su sangre, con ese poquito salvan una vida o a muchas personas, porque esa persona que recibe de seguro depende su familia, regalemos vida y Dios nos lo recompensará”.