Dicen que nadie escarmienta en cabeza ajena, pero conviene que prestes atención a los errores que han cometido otros.
Y es que esta labor tan importante se va aprendiendo sobre la marcha y exige que uno sea maestro, enfermero, consejero y hasta un poco psicólogo, sin sueldo y sin garantías.
De todas formas se hace con un inmenso amor y de forma totalmente incondicional. Todos podemos aprender de las experiencias de otros, así que si tienes niños pequeños te interesará saber en qué se equivocaron otros padres previamente; tú decidirás qué hacer o no.
La mayoría coincide en que si pudieran volver atrás evitarían la sobreprotección, el darles todo en bandeja de plata y permitirles adquirir malos hábitos que más adelante pueden perjudicarles.
LOS BERRINCHES
Cada niño tiene su propia personalidad, pero siempre habrá berrinches, caprichos y escenas que quisieras hacer desaparecer.
Sin embargo, tú siempre debes mantener la autoridad y puedes utilizar esos momentos como oportunidades para el aprendizaje.
La recomendación: La lección dependerá de cuál sea el motivo del berrinche.
Quizá está cansado y es mejor posponer ciertas actividades para no alterarlo más.
Por el contrario, si el berrinche comienza porque le has negado algo, trata de calmarlo y felicítalo a medida que se va tranquilizando.
SOBRE LAS REGLAS Y EL RESPETO
Los límites son necesarios para toda persona en crecimiento ya que, en verdad no limitan sino que delimitan, pero sólo funcionan como las reglas del juego. Sin reglas es imposible participar.
La recomendación: Si dices no, es no: ¿quién no se ha dejado convencer por esos ojitos tan bonitos o por ese rostro de niño bueno? Pero no dejes que eso ocurra y ten la objetividad necesaria para distinguir entre las verdaderas lágrimas y las “de cocodrilo”. En este punto, también es importante tener en cuenta tus advertencias cuando quieras que el niño o la niña te obedezcan.