Por El Bicho Politicón
No todo en la vida tiene que ver con la corrupción o la violencia nuestra de todos los días, no. Resulta que este Bicho asistió así como no quiere la cosa al festejo de cumpleaños de amigo, disfrutando de la compañía de los amigos asistentes al bonito convivio. Y ahí estábamos devorando un rico cerdo bien acompañado de unos frijoles charros y las primeras cervezas de la tarde.
Los temas de sobremesa eran variados, se habló de política, de futbol, de mujeres y traiciones; mientras las bebidas espirituosas corrían por las gargantas, la tarde se hacía noche. Un más que elegante cumpleañero abría sus regalos ante los comentarios jocosos de amigos y familiares… la alegría estaba presente, mientras tanto le hundíamos el diente a un delicioso pastel de tres leches.
Ya en punto donde la algarabía se confundía con borrachera, lo hora bohemia dio rienda suelta al cantante que todos llevamos dentro y con tonos desafinados empezamos la ronda de canciones donde todos los presentes nos sumamos al gran karaoke colectivo… todos los ritmos y generaciones se hicieron presentes y de los roncos pechos surgían las melodías llenando el ambiente de un tono festivo muy particular.
Pero ahí donde todo lo bueno estaba pasando, no podía faltar el prieto en el arroz, tras una mirada fulminante de parte de mi pareja con la que quería decir que la fiesta para un servidor había terminado, y yo siempre obediente de las decisiones de la autoridad… nos despedimos de los anfitriones y emprendimos camino a casa, donde me esperaba la función de box (es un decir) entre Mayweather vs Conor McGregor.
¡Vaya circo el montado por ese par de payasos! donde el que salió perdiendo fue el box, pero como dice el gringo “business are business” y los dos equipos salieron con las maletas llenas de millones de dólares.
Ya mañana tocará comentar sobre la creciente violencia, la huelga de hambre del exgober goloso o las corruptelas de Lozoya, este fin de semana fue dedicado al sano esparcimiento y a la suma de mis niveles de alcohol, antes que se les ocurra poner en práctica su “chupómetro” por estas tierras.
Pues eso
