A comienzos de este año os hacía partícipe de una revelación sorprendente. Las mismas bacterias Porphyromonas gingivalis que provocan la inflamación de las encías, e incluso el sangrado cada vez que te cepillas, podrían estar detrás de uno de los males más temibles de nuestro tiempo: el Alzheimer.
Si recordáis, el problema es que la citada bacteria encontraba en ocasiones su camino desde la boca al cerebro, donde producía una enzima tóxica llamada gingipaína que destruía las neuronas, lo cual provocaba pérdida de memoria y potencialmente el mal de Alzheimer.
Bien, si en aquella ocasión os hablaba de una Startup que en breve comenzaría a cotizar en el tecnológico bursátil NASDAQ (valor que algunos economistas recomiendan comprar por cierto) hoy vuelvo a tratar el tema gracias a nuevos indicios basados en ADN.
Un nuevo trabajo realizado por investigadores de tres continentes, entre los que se incluye un equipo de la Universidad de Bergen en Noruega, acaba de publicar un estudio que refuerza la conexión entre la bacteria que provoca la gingivitis y el mal de Alzheimer.
Las buenas noticias son que hay algo que podemos hacer mientras esperamos a que los fármacos probados con ratones por Cortexyme, llegan a nuestras farmacias: lavarnos los dientes de forma regular, y a ser posible empleando hilo dental.
En palabras de Piotr Mydel (Laboratorio de Investigación Broegelmanns de la citada universidad noruega) “hemos descubierto evidencias basadas en ADN que prueban que la bacteria que provoca la gingivitis puede moverse desde la boca al cerebro”.
En el nuevo estudio, realizado con 53 personas aquejadas de Alzheimer, se ha descubierto que el 96% de ellos dieron positivo en las pruebas de detección de gingipaínas en el cerebro. El siguiente paso que dará el equipo de Mydel, muy probablemente a finales de este mismo año, será poner a prueba un fármaco que bloquea este proceso.
Mientras tanto, y a modo de prevención, Mydel alerta a aquellas personas que presenten un historial médico que incluya a la gingivitis o a la periodontitis, que además tengan parientes que padezcan o hayan padecido Alzheimer: “ir al dentista de forma regular para realizar limpiezas bucales”.
Mydel explica que la bacteria por sí sola no es la causante del Alzheimer, pero que su presencia aumenta de forma sustancial el riesgo de desarrollar la enfermedad y además está implicada con una progresión más rápida de esta.
El trabajo del equipo internacional (con varias corporaciones e instituciones de Europa, Estados Unidos y Australia) en el que también participa Stephen S. Dominy de la citada Cortexyme, acaba de publicarse en Science Advances.