Por El Bicho Politicón
Para todo hay códigos, más en la política, la ‘decencia’ de los antiguos políticos caídos en desgracia no tiene parangón. Recuerdo la aprehensión de Díaz Serrano, exdirector de Pemex, quien fue acusado de corrupción por un monto 35 millones de dólares, como buen soldado del régimen acató el desprestigio y se sometió a la justicia.
“La Quina” fue otro personaje que cayó en desgracia y sin aspavientos se comió varios años de cárcel. El buen “Javidu” se la ha pasado llorando su desgracia y ahora se declara en huelga de hambre, tan corrupto y tan llorón, saliéndose de los códigos tradicionales, que caray.
Bueno, hasta Raúl Salinas se tuvo que pasar en cana 10 años para después salir exonerado de todos los cargos y así disfrutar de su riqueza mal habida pero comprada con disciplina partidaria, salvo el exabrupto protagonizado por su hermano “El Chupacabras” que también se sumergió en una ridícula huelga de hambre, creo que de tres horas, pero terminó por cuadrarse y aguantar vara.
Así las cosas con Javier “N”, no sabe de códigos, primero estuvo de goloso vaciando las arcas estatales, desviando unos milloncitos de la educación, otros de salud, unos más de seguridad… apoyando a sus amigos del PRI, a sus amigos de la escuela… la esposa merecedora de abundancia se sentía en la gloria… y de pronto, como dice el poeta: “todo se derrumbó”.
Aunque es seguro que su huelga de hambre dure menos que el próximo eclipse, resulta patético verlo gritar a los cuatro vientos que se siente perseguido, pues ¿qué pensaba que le iba a pasar cuando se llenaba los bolsillos del dinero público? Seguro que quería que le hicieran una estatua de tamaño real para que los corruptos del mundo le rindieran tributo o le prendieran su veladora para no caer en desgracia.
Pues eso.