Hace seis años México se conmocionó con la muerte de Alberto Aguilera Valadez, Juan Gabriel. Hoy se recuerda al hombre, al cantautor, y a la leyenda
Alberto Aguilera Valadez nació un 7 de enero de 1950 en Michoacán, de acuerdo con biografías tanto autorizadas como rechazadas por él, tuvo una infancia difícil, marcada por los problemas mentales de su padre. Vivió los primeros años de su vida en un internado, donde aprendió a tocar la guitarra y nació en él germen incontenible de la música, que había de acompañarlo hasta el último día de su vida. Tras varios tropiezos, desencuentros e infortunios, el primer éxito le llegó a principios de los 70, con el tema “No tengo dinero”, y a partir de entonces ya no se detuvo. Juan Gabriel, poco a poco, hizo historia.
Escogió su nombre artístico mezclando los nombres de los hombres decisivos en su vida: su propio padre y su mentor en el internado. Diversos libros, escritos, biografías no autorizadas y series de películas han plasmado de modos distintos el recorrido difícil que fue la vida de Juan Gabriel, y aunque la verdad no la supo nadie más que él, casi todas estas fuentes de consulta en torno a su vida coinciden en un punto: que a pesar de los éxitos, de la fama, de su culminación como un ídolo en la cultura, Juan Gabriel tuvo muchos dolores en sus días, pero ninguno tan fuerte como el que le ocasionaba el rechazo de su madre.
Juan Gabriel no sólo se ganó el cariño del público, sino que supo hacerse paso a través de las veredas enrevesadas de la industria musical. Por décadas de trabajo interminable dejó éxito tras éxito en el imaginario de América Latina: “Siempre en mi mente”, “Se me olvidó otra vez”, “El Noa Noa”, “He venido a pedirte perdón”, “Hasta que te conocí”, “Te lo pido por favor”, “Sólo sé que fue en marzo” “Querida” “¿Por qué me haces llorar?” “Pero qué necesidad”, “Ya no vivo por vivir”, y otra miríada de temas que conforman todo un acervo cultural.
Juan Gabriel era una fuente inagotable de inspiración y se dice que escribió más de mil canciones a lo largo de sus seis décadas. No sólo compuso para sí mismo, sino que sus temas cimentaron las carreras de otros artistas. Tal es el caso de Isabel Pantoja, a quien le dio “Así fue”, Ana Gabriel, a quien le compuso “Luna”, Daniela Romo, a la que le legó “De mí enamórate”, y quedaron para la historia sus colaboraciones con Rocío Dúrcal, que, entre muchas canciones, cantaron “El Destino”, “Costumbres”, “Fue un placer conocerte”, “Déjame vivir”, y la inolvidable “Amor eterno”.
Con este tema Juan Gabriel tuvo el corazón para plasmar en versos un dolor que se salta las normas de la nacionalidad y las fronteras, un dolor que sienten todos, un dolor universal: Cómo quisiera que tú vivieras/Que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca, y estar mirándolos. Amor eterno, e inolvidable/Tarde o temprano estaré contigo para seguir amándonos.
No hay mexicano que no haya visto o escuchado alguna vez en su vida el concierto en Bellas Artes. Juan Gabriel fue el primer artista “popular” en tocar en este recinto de ídolos inalcanzables. Fue en aquella primavera de mayo de 1990, cuando la noche de todo México reverberó con el canto del divo postrado sobre el escenario con un talante profético, un atuendo de estoperoles de oro y una voz como no volverá a haber en el mundo, y el espectáculo se quedó cincelado para siempre en la memoria, el corazón y la cultura no sólo de México, sino de Latinoamérica.
“Ya”, la nueva canción de Juan Gabriel con Banda El Recodo y La India
Se cuenta incluso que entre los asistentes atónitos se encontraba el mismo presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, mucho antes de firmar el Tratado de Libre Comercio, mucho antes del asesinato de Colosio, mucho antes de que se devaluara el peso, en una noche cualquiera en la que se permitió ser uno más de los mortales para atestiguar en carne propia el concierto de Juan Gabriel.
Juan Gabriel, como todo ídolo, estuvo rodeado de polémicas. Junto con su música dejó el legado de su condición humana: sus inclinaciones políticas de priista de hueso colorado -se dice que, en sus conciertos, exhortaba a sus fanáticos a votar por el PRI-, los misterios de su vida amorosa, las leyendas de cazador silencioso y usurpador de matrimonios, de casanova sin distinción de género; sus problemas con el fisco, sus hijos desperdigados de madres aleatorias, sus caídas en el escenario, sus entrevistas históricas: “lo que se ve no se pregunta”.
Juan Gabriel murió el 28 de agosto del 2016, a sus 66 años, en un verano como hoy de hace seis años. El Divo se quedó para siempre. Se dice también que, a su cortejo fúnebre, el cual estremeció hasta las raíces de las calles de la Ciudad de México, asistieron más personas en comparación a las fiestas funerarias de Mario Moreno Cantinflas, el colombiano Gabriel García Márquez, y la misma María Félix. La música jamás volvió a ser la misma.
Con información de Gobierno de México y Sitio Oficial de Juan Gabriel.