Dejó la albañilería para estudiar y meter a la cárcel al asesino de su hija
Don José Diego Suárez Padilla es originario de Atizapán, Estado de México. El hombre rebasa los 60 años de edad y es de oficio albañil. El señor vivía con su hija Rosa Diana y ella era su motivación para trabajar diariamente en el ramo de la construcción, pues la chica estudiaba Administración de Empresas en la Universidad Autónoma del Estado de México.
Su hija tenía una relación sentimental con Gilberto, un chico atrabancado y algo violento, su padre le aconsejaba que no le convenía una persona así, pero ella hacía caso omiso. Un 4 de octubre del 2010 Gilberto llegó a la vivienda de la chica y la golpeó, además que le quitó el celular.
Su padre llegó del trabajo y vio a su hija con moretones en el cuerpo y cara, de inmediato la llevó al Ministerio Publico para presentar una denuncia. “Quiero que le pongan una orden de restricción a Gilberto; tengo miedo de que se enoje más y me mate” dijo en ese momento Diana, pero las autoridades de Atizapán hicieron caso omiso.
“Eso no existe en México, las órdenes de protección solo se dan en Estados Unidos”. “No te robó el celular; tú lo entregaste”. “Las peleas entre novios no son un delito”, fueron las explicaciones que recibieron en el Ministerio Público, según Don José.
Después de ese hecho, Gilberto solo fue acusado de allanamiento de morada y nunca fue citado para dar una declaración.
Dos meses después ocurrió lo que más temían, Gilberto asesinó a Diana de 16 puñaladas un 31 de diciembre de 2010. Diana estaba a meses de cumplir apenas 22 años de edad.
Después del feminicidio, don José de oficio albañil no contaba con el dinero suficiente para pagar un abogado que llevara el caso de su hija, sin embargo, esto le sirvió como motivación para tomar las riendas por su propia cuenta. Se propuso a estudiar a detalle todo el código penal, el civil, la ley de amparos y decenas de libros sobre derechos humanos. Por si fuera poco, logró presentar 350 escritos y combatió en tribunales seis apelaciones; todo con una finalidad, hacer justicia. “Yo me juré ahí, donde me la dejó el criminal, que lucharía por ella. Que iba a luchar no sé hasta dónde para que se le hiciera justicia”, dijo.
Después de varios años de constante preparación y sobre todo de superar obstáculos en el camino, Don José logró en 2019 una sentencia de 67 años de prisión para el asesino de su hija. Asimismo, los funcionarios que negaron la protección recibieron una condena de dos años.