Por El Bicho Politicón
En el lejano año de 1990, el régimen sandinista en su primera etapa llegaba a su fin, antes de abandonar el poder, aprobaron varias leyes donde se repartían de todo: dinero, propiedades, tierra, etc.
Tal parece que vivimos una cosa parecida en este fin de gobierno priista, aunque para ser precisos, este gobierno desde que empezó en el 2012 se han repartido a manos llenas, pero lo curioso es que, ahora que se van, parece que no quieren dejar nada.
Por poner un ejemplo, los congresos salientes se están autoasignando súperbonos de retiro, a los altos funcionarios del gobierno federal se les dio un sustancioso aumento… Piñata a la mexicana o como lo hemos conocido, el famoso “Año de Hidalgo”.
Y para cerrar los círculos viciosos, muchos estados están dejando fiscales anticorrupción a modo, es decir, que la persecución de corruptos no va a existir, o será que no hay corruptos en el gobierno… ajá.
Así que la repartición de los recursos públicos está a todo lo que da y nos tienen ‘ocupados’ con el tema del fideicomiso…
El (aun) gobierno de Peña, el mero día de la elección, repartió a sus amigos contratos por 24 mil 27 millones de pesos como despedida y antes de que llegue AMLO a poner orden, total, dinero es lo que le sobra a este país para llenarle los bolsillos a tanto parásito vividor de la política.
Y como nota curiosa, un tráiler cargado de libros se volcó… y nadie llegó para cometer actos de rapiña.
Pues eso.