Juan Manuel Jiménez García.
Siempre es algo especial subir la carretera al poblado de Moloacán, y mientras nos acercamos podemos apreciar al vegetación única de esta zona, agradecemos porque todavía el progreso de las grandes industrias han hecho alguna modificación al entorno del lugar, y llegar al centro de la comunidad nos ha retrocede varios años atrás.
Este rincón de Veracruz fue fundado en el año 1672, desde sus inicios la gente tiene por característica de ser amable, quizás porque el pueblo está formado por una sola calle que es la Santiago, su iglesia con su peculiar campanario y las instalaciones del ayuntamiento que lucen tranquilas a comparación de otras administraciones.
Moloacán, nuestro pueblo, actualmente está gobernado por Omar Augusto Ricárdez, personaje emanado de las filas del priismo, por cierto de la versión más corrupta de este partido, pero volviendo a la visita que hice a palacio municipal, donde la entrada está custodiado por dos policías, ignoro que cuidan porque en su interior luce vacío.
Pedimos permiso a los gendarmes para poder entrar, ellos amables nos dicen que servicio queremos realizar, le comentamos que necesitamos realizar diferentes tramites en varias direcciones, se miran entre ellos cruzando miradas de complicidad, no haciendo caso de este desdén pasamos al primer piso del ayuntamiento.
De entrada podemos observar una larga fila de personas esperando el titular del registro civil, la entrada es a las 9 de la mañana, observo mi dispositivo móvil y el reloj marca las 10:30, entre la gente que espera, veo campesinos y personas de la tercera edad, algunos con el cansancio reflejados en su rostro otros impacientes porque tienen que realizar otras actividades.
Decimos visitar la planta alta, frente a la escalera se encuentra la oficina presidencial cerrada, las otras divisiones hacen eco del cubículo donde despacha el alcalde, pensaba que me encontraba solo, pero la voz de una señora me saca de mis pensamientos, por cierto meditaba sobre cómo hemos permitido que una familia nos gobierne por muchos años.
La encargada de hacer limpieza me comenta que no hay nadie que todo está cerrado y que si quiero hablar con el alcalde me traslade a Villa Cuichapa porque desde que empezaron las campañas se la pasa a lado de su esposa Tere en la sección 16.
Un tanto desconsolado abandona las instalaciones el recinto municipal, aprovecho para visitar la iglesia y el kiosko, antes de subir a mi vehículo me acerco a una tienda de abarrotes para tomar una bebida refrescante, ahí se encuentran dos hombres que amablemente me regresan el saludo de buenos días.
Platicando sobre la situación del municipio, con enojo me platican que ya están cansados que los presidentes municipales quieran heredar el puesto a sus esposas, como paso con Cosme Monroy que no importándole lo que el pueblo quería, impuso a su esposa Carmen Santiago, pero el colmo fue cuando esta, al terminar su periodo volvió a postular a su cónyuge para seguir teniendo control del municipio.
Ya decididos me comentan que harán todo lo necesario para que esto no se repita ahora con Teresa Estrada, esposa del actual presidente municipal y que cumple varios periodos en la administración de Moloacán, señalan que estas dos familias se han compartido el poder en los últimos 17 años, llevando al municipio a la pobreza y marginación.
De permitir que estas dos castas que tanto daño le han hecho a Moloacán se salgan con la suya, estaríamos hablando de 20 años de retroceso social, educativo y económico, porque como en las otras ocasiones hicieron pactos para seguir en la cúpula en esta ocasión sucede lo mismo y pretenden dividir el voto sacando candidatos de la chistera.
Antes de despedirme de estos hombres, les pregunto que si tienen alguna esperanza de que esto cambie, con un brillo en el rostro me contestan y me dicen que sí, que van a estar al pendiente para que los poderes no se vayan de Moloacán y que los que vivimos en la cabecera municipal tengamos oportunidades de vida.
Con la esperanza contagiada, me dirijo a Villa Cuichapa donde con tristeza puedo comprobar que lo que me comentó la afanadora es cierto, que los poderes municipales fueron trasladados a este lugar para beneficiar a la candidata del PRI-PVEM Teresa Estrada, esposa actual del presidente municipal.
Pero todavía hay algo peor, cuando quieres hacer un trámite, te piden tu credencial de elector, violando leyes electorales que merecen castigo, si te resistes a entregar tu identificación del INE, suavizan su dialogo y te prometen ayudarte con despensas, laminas y otros favores a cambio del voto.
De repente me siento mal, me avergüenzo de mí mismo, de cómo fui capaz de permitir todo esto, en que momento nuestra dignidad fue cedida a dos familias que han hecho lo que han querido con los ciudadanos y los presupuestos de los molocanecos, me retiro del lugar apenado de como tenemos que exigir nuestro derecho.
Un poco cabizbajo conduzco mi automóvil por las calles de Cuichapa (por cierto el mal estado de estas vialidades es el pan de todos los días) me detengo y medito sobre las palabras de esas dos personas que ven la luz al final del túnel, como confirmación a este llamado veo pasar a otras personas con la misma esperanza gritando en algunos vehículos es la euforia de la campaña política, después del 4 de junio regresare para conocer si de verdad en Moloacán querían el cambio o seguirán bajo el yugo de una de las dos familias que ha mantenido el control de casi 12 mil electores.