A menudo, cuando estoy leyendo los periódicos, pienso que no pasa nada, todos los días las mismas notas, secuestros, asesinatos, robos, levantados, descabezados, actos de corrupción por aquí, balaceras por allá y si la canción de Juan Gabriel es cierta: “…la costumbre es más fuerte que el amor…”, entonces ya me he acostumbrado a ésta situación anormal de la vida cotidiana en México.
Platicando con amigos de otras latitudes, me comentan que, desde afuera, la situación en México se ve caótica. Tristemente tuve que aceptar que mi país no es el paraíso terrenal, me sacudí las telarañas de la cabeza, abrí los ojos y desde esta pequeña trinchera me dedico a denunciar lo mal hecho de quien tiene la obligación de trabajar por el bienestar de la gente: el gobierno, ya sea municipal, estatal o federal.
Hago un llamado a todos a que despertemos, la vida puede y debe ser diferente, hay que presionar para que el gobierno trabaje, si nos quedamos dormidos van a hacer de nosotros unas marionetas y vamos a seguir sometidos por una parvada de maleantes.
Hay un pensador alemán Bertolt Brecht que dijo: “Ayer vinieron por los judíos y como yo no soy judío, no hice nada, luego vinieron por los comunistas y como no era comunista, no hice nada, luego vinieron por mí y nadie hizo nada”. Yo pregunto ¿vamos a esperar a que nos toque a nosotros? Se los dejo de tarea.
Oiga usted, sacúdase la costumbre de ver normal lo que no lo es: el gobierno lo quiere con miedo, porque si despierta le va a exigir que cumpla con sus obligaciones, nos vemos en la próxima entrega.
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