Por Gustavo Martínez Contreras
Hoy nada más ni nada menos estuve tomándome unas cervezas con unos amigos, representan a dos generaciones, muy separadas una de otra, mi compadre, el taquero de Cuichapa y el ‘Gordo’ de la Compresora, nada más disparejos, uno, el taquero, ya con varias vidas a cuestas y el ‘gordo’ apenas aprendiendo a ser una persona de bien.
Creo que representan a dos generaciones de México, el ruidoso, el herido de varias guerras de amor, el sobreviviente, los tacos que vende son una verdadera infusión para la sobrevivencia y el ‘Gordo’ que quiere encontrar una vía de escape, con sus 15 años, no ha tenido la suerte de Rubí, es un muchacho en el olvido, no me extrañaría que sus días terminen en la cárcel o en el panteón y eso es una verdadera lástima.
No quisiera ponerme en la posición del científico social, pero no veo cómo se puede hacer un cambio en el país con éstos representantes de la sociedad, son fácil presa de los buitres de los partidos, el taquero refiere una historia de toda su vida en el PRI, sin que su vida tenga más que lo necesario para la sobrevivencia, eso es lo que hace ese partido, solo dar atole con el dedo a la gente. Y el ‘Gordo’ es un damnificado de las políticas municipales, estatales o federales, que no dan oportunidades para los jóvenes.
No es difícil descubrir que el escape de uno y otro sean las cervezas o cualquier otra droga que les permita una realidad virtual diferente, sin que por ello escapen de la vida que les tocó.
Oiga usted, vida es destino y ya los veo en la próxima entrega.
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