Por Gustavo Martínez Contreras
La agresión contra la senadora Ana Gabriela Guevara es un hecho muy lamentable, condenable por lo brutal, lo cobarde y porque de no tratarse de la senadora nada hubiera pasado, una estadística más, un dato más, una denuncia (sí hubiera existido) que se archivaría en esos sótanos de la impunidad que nos agravian a todos.
Pensemos un poco, ¿cuántas agresiones así o más brutales ocurren a diario a lo largo y ancho del país? Aquí mismo señalé hace algunos días de la muerte de dos mujeres, crímenes que aún siguen impunes, ¿cuántas veces la violencia doméstica termina en homicidio? ¿cuántos incidentes de tránsito se convierten en asesinatos?
No tengo ninguna duda de que el caso de la gloria del deporte nacional, Ana Gabriela, no va a quedar impune, lo cual hablaría muy bien de la PGR, pero me pregunto yo ¿acaso los ciudadanos que no tenemos un cargo importante no podemos aspirar a la justicia?
Mi solidaridad con Ana Gabriela, que las heridas sanen pronto, que la justicia sea pronta y expedita como lo marca la Constitución. Hoy más que nunca todos somos Ana Gabriela Guevara.
Por otro lado, las posadas ya están aquí, oiga usted ¿a cuántas va a asistir? Yo por lo pronto tengo que apurarme para salir volando a tomarme un ponche de navidad con su tequilita para gritar fuerte ¡dale dale dale, no pierdas el tino…!
Nos vemos en la próxima entrega.
Contacto: [email protected]
