Juan Manuel Jiménez García.
Las Choapas Ver.
Para Don Juan González Brito de 69 años de edad y con domicilio en la carretera Las Choapas-Cerro de Nanchital, nunca se imaginó que las intensas lluvias que cayeron en la ciudad acabarían con todo su patrimonio.
Juanito como lo conocen sus vecinos, es una persona de la tercera edad con dificultades para caminar, el poco dinero que recibe de un programa federal, lo usa para invertir en una tiendita de abarrotes que se ubica sobre esta vía que comunica a la zona rural.
A pesar que cuenta con una vivienda del programa cuarto adicional, se mantiene en una casa de lámina de zinc y cartón, porque según sus propias palabras, ahí le caben todas sus cosas y tienen que cuidar la mercancía de su negocio en las noches, ya que en más de dos ocasiones ha sido visitado por amantes de lo ajeno.
El pasado miércoles se levantó temprano como lo hacía todos los días, después de encomendarse a Dios, se tomó una taza de café y unas galletas que habían sobrado de la noche anterior, antes de abrir su negocio acudió al patio para lavarse las manos y la cara mientras se echaba agua en el rostro, pudo observar que el cielo se encontraba nublado, pero pensó en sus adentros que solo caería una llovizna.
Con toda la actitud y convencido que el día de hoy sería un buen día, levantó la ventana de madera que da visto a su tiendita, para esto, la actividad sobre la carretera las Choapas-Cerro de Nanchital era activa, camionetas de la zona rural se dirigían al centro de la ciudad, sin faltar los autobuses de la línea Uxpanapa y los camiones de Pemex que se trasportaban a los trabajadores de la instalaciones que se encuentran en el lugar conocido como El Bacal.
Alrededor de las 08:00 horas empezaron a caer las primeras gotas de lluvia, pero conforme avanzaba los minutos se hacía copiosa, Don Juan observó que la corriente del vital líquido aumentaba sobre el pavimento de esta carretera pero siguió pensando que era lo más normal, para esto la lluvia no cesaba y se hizo intensa.
Esta persona no sintió cuando el primer golpe de agua invadía su humilde vivienda, cuando reaccionó, la corriente se llevaba zapatos y artículos que se encontraba en la aparte de su casa.
Con unas maderas trato de impedir el paso de la marabunta liquida, pero no lo consiguió y en ese momento se dio cuenta que tendría problemas con el agua en su domicilio, para esto, el nivel había subido, mojando muebles, artículos electrónicos y electrodomésticos, sin contar sus pocas ropas y artículos personales.
Al ver la situación apremiante de don Juanito, los vecinos decidieron ayudar pero era demasiado tarde, ya la furia de la madre naturaleza había dejado sus huellas en la casa de este personaje, pero también en su corazón, y por un momento se detuvo para reflexionar sobre lo frágil que somos ante estos hechos.
El protagonista de esta triste historia, se sincera y dice que en algún momento tuvo miedo de perder la vida:
“A mi edad cualquier caída puede ser difícil, por eso tuve temor que algo me sucediera cuando el agua se metió a mi vivienda, ya que me llegaba casi a la cintura pero le doy gracias a Dios de estar con vida, y de ahora en adelante valorare las cosas que tenemos porque estas se pierden en un cerrar y abrir de ojos”
El caso de Juan González Brito es semejante a los muchos casos que se dieron en varias partes de la ciudad, donde familias perdieron todo su patrimonio a causa de las lluvias.