Logró lo impensable: ganar la primera vuelta en un país con casi un 140% de inflación.
El hecho de que el candidato oficialista Sergio Massa haya salido primero en los comicios presidenciales de este domingo, por delante del economista libertario Javier Milei -con quien disputará una segunda vuelta electoral el próximo 19 de noviembre- ha causado enorme sorpresa.
Después de todo, Massa es el ministro de Economía de un país que tiene el 138% de inflación interanual, uno de los peores índices del mundo.
Pero además, este abogado de 51 años entró como el más votado al balotaje -sacó más del 36% contra los 30% de Milei- gracias al respaldo del kirchnerismo, la fuerza con la que confrontó en el pasado y a la que ayudó a sacar del poder en 2015.
Justamente, la clave del éxito de Massa -dicen los analistas- es que logró unificar el voto del peronismo, la fuerza creada hace casi ocho décadas por Juan Domingo Perón, que ha dominado la vida política argentina en las últimas décadas.
“El voto peronista es un voto sólido. Aunque está debajo de su piso histórico -nunca le fue tan mal como en estas elecciones-, de todos modos es un piso que resiste”, explica a BBC Mundo el sociólogo y politólogo Marcos Novaro, director el Centro de Investigaciones Políticas (Cipol).