Por El Bicho Politicón
Todos tenemos a algún conocido (familiar o amigo) que siempre dice mentiras, que siempre se justifica por llegar tarde, que nunca pone para las chelas (pero bien que se las toma). Puede que ese personaje, por lo menos, sea divertido y, por lo tanto, se le ‘perdonen’ sus defectillos.
Desde luego, nadie en el grupo piensa que esa persona pueda cambiar, ya es así y ni modo.
Lo mismo pasa con los candidatos… del PRI ya sabemos que es una cueva de ladrones, corruptos, cínicos, tramposos y demás calificativos, que por lo corto de la columna, no cabrían en la página completa, con la desventaja de un Meade, que ni siquiera es simpático, es el ‘cerebrito’ engreído que le cae mal a todos por ‘chismoso’: “ya vi que tienes tres departamentos”.
El mal llamado ‘niño maravilla’ de Anaya (a menos que la traición y la triangulación de recursos sean una virtud), qué se puede decir, es el tipo que se avienta dos o tres chistes malos de los que solo él se ríe, es el castroso que no deja de chingar y de tratar de lucirse.
El Peje es el que va a la fiesta porque lo invitaron pero no se siente a gusto con el desmadre, por lo que se le ve aislado tomándose una chela y platicando sobre la ‘mafia del poder’, todos le dicen “chido”.
El “Bronco” es el divertido de la fiesta, saca cada pendejada que hace reír a todos y Margarita nadie sabe si fue a la fiesta o no, vagamente se le puede recordar en un rincón.
Pues esa es la tendencia, ni el PRI va a dejar de ser el partido más corrupto, ni el PAN dejará de ser el aliado favorito del PRI, por lo que Morena sigue siendo la opción.
Pues eso.