The Washington Post publica que el PRI va en caída libre

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Un articulista del diario estadounidense enumera los desaciertos del equipo tricolor del Mandatario federal, justo después de que uno de sus principales líderes, César Camacho, afirmara que para ganar las presidenciales del 18, no será suficiente el voto de priistas.

A través del diario The Washington Post, Christy Thornton miembro de la Universidad de Harvard, publicó  su opinión sobre el PRI y el Presidente de México, quienes tras el asesinato de policías, la desaparición de estudiantes y demás eventos desafortunados durante su gestión, van en caída libre del poder.

A principios de julio un enorme socavón se abrió de repente en medio de la autopista al sur de la Ciudad de México, atrapando un coche y matando a los dos pasajeros dentro.

El texto asegura que no podría haber una metáfora más apta para la legitimidad llena de cráteres del Presidente de México, Enrique Peña Nieto, y su gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).

En el contexto de una ola mundial de políticas anti sistema, es difícil imaginar un partido más establecido que el PRI, que controló a México con su estructura autoritaria y de partido único durante la mayor parte del siglo XX.

Ahora, el partido está perdiendo rápidamente su control, señala el artículo.

Peña Nieto celebró la apertura de su nueva autopista hace sólo tres meses. Enormes carteles fueron elegidos personalmente agradeciéndole por su construcción.

Al elevarse por los carriles, los letreros decían: “Gracias, Señor Presidente.” Tan pronto como el carro destrozado fue sacado de los escombros por una grúa, los trabajadores fueron enviados para derribar las vallas publicitarias.

El desastre del socavón es sólo el último de una serie interminable de escándalos que enfrenta el Presidente, incluidos los estudiantes desaparecidos por la fuerza, los sobornos del contratista del Gobierno, un jefe de drogas que escapó, una visita malograda por el entonces candidato Donald Trump, un fuerte aumento en los precios del gas, altas tasas de violencia y asesinatos, y las revelaciones de los grupos de derechos de gobierno y los periodistas. El índice de aprobación de Peña Nieto oscila entre 12 y 20 por ciento, lo que ha tenido serias consecuencias para su partido.

Lo más revelador son las elecciones gubernamentales del mes pasado en el Estado de México, el más poblado del país, conocido como la “cuna del PRI”. El partido ha ocupado la oficina del Gobernador allí por casi 90 años; el mandatario estatal saliente, Eruviel Avila ganó su asiento con el 65 por ciento de los votos.

Alfredo del Mazo, del PRI -hijo y nieto de ex gobernadores y primo de Peña Nieto-, debería haber continuado fácilmente esta tradición y haber ganado por mayoría. Pero a medida que se aproximaban las elecciones, las encuestas revelaron una carrera más apretada de lo que muchos esperaban.

Resultaba aún más sorprendente que la retadora, Delfina Gómez Álvarez, no estuviera afiliada a uno de los partidos de oposición tradicionales de México, sino con Morena, partido en contra del sistema, izquierdista, fundado por Andrés Manuel López Obrador en 2014.

Gómez enfrentó una batalla cuesta arriba: haber estado en el poder por casi nueve décadas significa que el PRI tiene una máquina bien engrasada para ganar las elecciones -y gran parte de ella opera fuera de la ley-.

Al final, estos trucos sucios ayudaron apenas al PRI a mantener el poder.

Del Mazo obtuvo menos del 34 por ciento de los votos, una pérdida de casi la mitad del apoyo que el partido recibió en las últimas elecciones. El Morena de Gómez casi le igualó, con 31 por ciento; los activistas presentaron una petición para un recuento completo, dadas las irregularidades documentadas y la cercanía de la cuenta.

Éste es un revés asombroso para el PRI. Incluso en el tradicional asiento de su poder, incluso con una campaña concertada de tácticas menos que legales, el partido más establecido de México está ahora sostenido por los brillantes dientes blancos Del Mazo.

Con todos los ojos ahora en la carrera presidencial de 2018, donde López Obrador ya es el presunto corredor principal, nuevas encuestas muestran que el PRI está en caída libre.

Pero desde el inicio de su mandato, cientos de miles de personas han salido a la calle para protestar contra el Presidente, y no sólo por sus fracasos de seguridad y escándalos de corrupción, sino también por sus reformas económicas liberalizadoras.

Los votantes mexicanos, como los votantes de otros lugares, están cansados de la política de siempre, lo que ha traído tanta desigualdad e inseguridad al país.

López Obrador podría capitalizar este descontento y conducir al país en una dirección más justa y democrática.

Después de su elección, Peña Nieto fue celebrado en la prensa internacional, apareciendo en la portada de Time con la promesa de que había “cambiado la narrativa de su nación narco-manchada”. Pero cualquier historia que Peña Nieto quiera contar, cuentos de violencia, de corrupción e impunidad han dominado su Presidencia y han empañado a su partido.

(Con información de The Washington Post)

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