Redacción
El gobernador Javier Duarte de Ochoa lo logró, sí, logró unir por primera vez en 70 años a estudiantes, académicos, investigadores, funcionarios, trabajadores, personal de confianza, jubilados y egresados de la Universidad Veracruzana (UV) en una sola voz: “la UV no se toca”.
No importó la lluvia, no importó el frío, como tampoco las amenazas y rumores que durante la noche previa y todavía la mañana de este jueves buscaban desalentar la participación universitaria y de la ciudadanía en general, pues fue un río interminable de gente que se unió con un solo objetivo: defender a la Universidad Veracruzana.
Apenas un par de semanas antes, la comunidad universitaria ya había dado muestras de su poder de convocatoria con más de 7 mil personas desfilando por las calles de Xalapa, pero ahora se hicieron a un lado las diferencias de ser funcionarios, académicos, estudiantes o trabajadores, pues hoy “todos somos UV”.
Y así se lo hicieron saber al gobernador Javier Duarte de Ochoa, más de 20 mil universitarios se lo gritaron por kilómetros y kilómetros de recorrido en calles y avenidas de Xalapa, y al final en la Plaza Lerdo, ahí, frente a palacio de gobierno las consignas contra el mandatario fueron claras: “Duarte, la UV no se toca”; “Duarte, devuélvenos la lana”; “No que no, si que sí, ya volvimos a salir”.
A pesar de la intentona de desprestigiar la lucha universitaria, con un agresivo comunicado de suspender clases en todos los niveles educativos para “salvaguardar” a los niños y adolescentes, la sociedad xalapeña respaldó a la UV, pues a lo largo de los recorridos hubo aplausos, hubo gente que se sumó a la caminata y efectivamente hubo pitidos de automovilistas, pero fueron de apoyo.
Miles de universitarios llenaron como nunca en la historia de Xalapa la Plaza Lerdo, la cual resultó insuficiente. Todas las facultades, todos los instituciones, todas las direcciones, todas las áreas de la UV salieron a marchar. No hubo diferencia entre un estudiante de ingeniería o uno de antropología; tampoco entre un agremiado del Fesapauv y uno del Setsuv; mucho menos entre un funcionario y un trabajador, al final todos tenían el sentimiento de pertenencia a la UV.
Dicho sentimiento se extendió a aquellos pensionados, taxistas, amas de casa, estudiantes de preparatoria y a la sociedad en general, que saben y ven en la UV un orgullo, parte de su esencia como veracruzanos y una salida a muchos de los problemas que enfrenta hoy Veracruz.
A pesar de la gran cantidad de personas marchando desde distintos puntos de la ciudad, no hubo un solo incidente, ningún hecho que el gobierno estatal pueda utilizar para desprestigiar el movimiento universitario que únicamente reclama el pago de los recursos que le corresponden y que garanticen una educación de calidad y servicios a la sociedad.
“Orejas”, policías vestidos de civil y uno que otro funcionario de medio pelo del gobierno del estado, buscaba afanosamente grabar con sus celulares algún desmán, algo fuera de lugar, una violación a la ley, cualquier cosa que reportar a sus jefes en contra de la marcha de la UV, pero no lo hubo, todo estuvo bajo control, todo se desarrolló en orden, eso sí, con gran ánimo y deseos de justicia.
Reconocida a nivel internacional por su área de artes, la Universidad Veracruzana no podía quedarse atrás en esta marcha con ese sello característico, y por ello su Facultad de Artes participó llevando a cabo performance; la música también hizo su participación, representada con el Mariachi Universitario, el Grupo TlenHuicani interpretando “La Bamba universitaria” y otro sinfín de agrupaciones de estudiantes que entonaron sus canciones.
La marcha en defensa de la UV fue alegre, fue divertida, estuvo plagada de ingenio y chistes, pero también de un sentimiento de indignación y coraje contra un gobierno que le ha dado la espalda a la educación superior pública y que no ha rendido cuentas sobre el dinero de los veracruzanos.