Por El Bicho Politicón
Durante la campaña donde su esposa era la candidata del PRI, se le veía muy activo, recorriendo la milla para ganar la simpatía popular, no escatimó recursos (públicos y privados) para ver a su pareja en la presidencia municipal, sucediéndolo en el cargo, heredándole la estafeta…
La pregunta en ese entonces era ¿qué le podían ofrecer a la gente para que votaran por ellos? El municipio está sumergido en una de sus peores crisis de infraestructura, está en ruinas pues, eso no iba a ser obstáculo para esbozar sus mejores sonrisas y lanzarse a las calles con “mamá Tere” a cuestas.
Con don Omar presionando a los petroleros, con Don Omar mandando a su achichincle Pablo a los actos proselitistas, con don Omar sacando de sus “ahorritos” para las camisas, las gorras, los paraguas, con don Omar como director de orquesta, moviendo los hilos hacía una “victoria” segura.
Las cuentas eran alegres, la “fuerza” petrolera y la candidatura del “arqui”, que se fue volviendo fuerte en el camino, daban para pensar en la continuidad del proyecto “ricardista”. Subestimaron el trabajo tenaz de la otra Victoria y el hartazgo de la gente, sobre todo, por el pésimo trabajo municipal.
Y llegó el día de la elección, la gente masivamente se volcó a las urnas… por la noche las cuentas no cuadraban, los números estaban en rojo, las sonrisas se tornaron en rostros de preocupación, se escuchaba el run-run de “traición” en el cuartel de “mamá Tere” mientras se preguntaban ¿qué fue lo que pasó?
Nunca hubo autocrítica, si no ganaron fue culpa de “los otros”, siempre “los otros”.
Después de la confusión inicial y de la confirmación de que la elección no les era favorable, ‘alguien’ en el equipo lanzó la propuesta de impugnar, de ir a tribunales y ahí van, con la herida sangrando a lanzarse a pelear en tribunales, el ridículo total, los magistrados han ido, una a una, declarando INEXISTENTES las quejas de los perdedores.
Mientras, el alcalde de Moloacán y familia, han desaparecido, se escuchan rumores de que andan por su casa en Canadá o en alguna de sus casas en la ciudad de México o en su casa de Puebla, o en alguno de sus ranchos, lo cierto es que desde ese entonces (después de la elección) no se le ve por el municipio que tiene que gobernar.
¿Pues cómo le hace?, se pregunta la gente, ¿se puede faltar tanto a un trabajo sin que haya consecuencias? No quisiera enterarme que siguió los pasos de su maestro “Javidu”.
Por lo pronto, aquí en Moloacán nos preguntamos ¿Y dónde está el alcalde?
Pues eso.
