Yuri Knórozov, el soldado de Ucrania que descifró la escritura maya sin conocer México

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“En mi corazón, siempre seré mexicano”, dice la placa de la estatua que se encuentra frente a la entrada principal del Centro de Convenciones siglo XXI, en Mérida, Yucatán, con la figura en bronce de un hombre de cara afilada y gesto adusto, que entre los brazos lleva un gato.

Ucrania, y las personas que lo habitan, son mucho más que una zona en conflicto y guerras, ya que de esta nación han surgido mentes brillantes que revolucionan la comprensión del mundo, tal como Yuri Knórozov, un soldado ucraniano, que logró descifrar la escritura maya, sin venir a México.

Antes de él, nadie más pudo saber qué significaban los códices mayas, por este motivo en la entrada principal del Centro de Convenciones en Mérida se levanta una figura en bronce de Yuri Knórozov, un hombre de cara afilada que lleva entre sus brazos a un gato.

Además, debajo de él lleva la frase “en mi corazón siempre seré mexicano”, dicha por el soldado. ¿Conoces esta historia que une a México y Ucrania?

DIEGO DE LANDA: EL PRIMERO EN TRATAR DE DESCIFRAR

Mucho tiempo antes del ucraniano Yuri Knórozov, el misionero franciscano Diego de Landa intentó descifrar la escritura maya, luego de que mandara asesinar a miles de indígenas mayas, ya que de otra forma lo acusarían de herejía, de acuerdo con la Revista de la Universidad de México.

Diego de Landa Calderón, fue un misionero español de la Orden Franciscana en la provincia de Yucatán y segundo obispo de la Archidiócesis de Yucatán entre 1572 y 1579. Se le reconoce por ser el responsable de un proceso inquisitorial sin precedentes en las Américas, con un uso preponderante de la tortura para extraer confesiones de paganismo y herejía.​ En el transcurso de este proceso fue recolectada y quemada bajo su orden la práctica totalidad de los una vez numerosos códices mayas, de los cuales hoy solo se preservan cuatro. Sus métodos fueron controvertidos incluso en su época, lo cual llevó a que su actuación fuera censurada por su superior inmediato, el obispo Francisco de Toral, quien describió su modo de obrar como “tormento” y le relevó del cargo. De Landa solo pudo regresar de España a Yucatán tras la muerte de su antiguo superior jerárquico.

¿CÓMO LLEGARON LOS CÓDICES A YURI KNÓROZOV?

Aunque la obra del fray Diego de Landa y Yuri Knórozov estaban en contextos y lugares muy diferentes, la historia los unió, ya que el ucraniano, un asiduo lector de las aventuras de Sherlock Holmes, con una curiosidad nata y amante del conocimiento, dejó su tranquila vida para participar como soldado en la gran guerra.

Así, comenzó a luchar en contra de los alemanes hasta 1945 cuando entró junto con el Ejército Rojo a la ciudad de Berlín. Fue en este lugar en donde se encontró con cajas llenas de libros, pues una biblioteca estaba siendo evacuada; así que eligió dos para llevarlos consigo: ‘La relación de las cosas de Yucatán’ y un facsimilar de los Códices mayas.

De esta forma, cuando acabó la guerra y volvió a Ucrania comenzó a estudiar etnografía y lingüística en la Universidad de Moscú, donde se entusiasmó con la egiptología y con el chamanismo de algunas culturas de Asia Central e incluso participó en expediciones arqueológicas.

Además, él tenía una filosofía para sus estudios, pues indicaba que: “Cualquier sistema o código elaborado por un ser humano puede ser resuelto por cualquier otro ser humano”. Lo cual motivó a su profesor a encomendarle una tarea muy difícil: descifrar los escritos mayas.

Según esta versión de .wikipedia.org cuando se encontraba en Berlín, Knorozov llegó a la Biblioteca Nacional cuando esta estaba en llamas. Knorozov logró sacar un libro de la biblioteca, libro que, para su sorpresa, resultó ser una rara edición: se trataba de los Códices mayas, libro de Villacorta y Villacorta publicado en 1930 en la ciudad de Guatemala​ que contenía reproducciones de los tres códices mayas conocidos hasta entonces: el Códice Dresde, el Códice Madrid y el Códice de París. Estos códices precolombinos plegables que sobrevivieron contienen una mezcla de datos astronómicos, calendáricos y rituales, y están ilustrados con descripciones de deidades, de animales y de otras escenas.

El dato crucial es que muchas de las ilustraciones aparecen acompañadas de leyendas en escritura maya, que serían las bases para que Knorozov y otros comenzaran a determinar los valores fonéticos representados en los glifos. Se dice que Knorozov llevó este libro consigo a Moscú al terminar la guerra, y el análisis que llevó a cabo se convertiría en el fundamento de sus posteriores investigaciones de vanguardia acerca de la escritura maya.

Existe la versión que ha sido cuestionada de que en mayo de 1945, participando en la batalla de Berlín, logró rescatar de un incendio en la Biblioteca Nacional (la Biblioteca Estatal Prusa, hoy día la Biblioteca de Berlín) dos libros raros: la edición de 1933 de Los códices mayas, de los hermanos Villacorta, y la colección de Charles Étienne Brasseur de Bourbourg intitulada Relación de las cosas de Yucatán, de Diego de Landa.​ Yuri Knórozov se graduó de la Universidad Estatal de Moscú, en 1948.

En una ocasión, Knórozov afirmó:

“No hay escrituras indescifrables, cualquier sistema de escritura producida por el hombre puede ser leído por el hombre”.

Cuando su maestro Serguéi Aleksándrovich Tókarev le preguntó si podía probarlo, Knórozov no dudó en responder de forma afirmativa.​ En ese entonces, comenzó a interesarse en los glifos de los antiguos mayas, muy pocos de los cuales podían ser comprendidos, y sus investigaciones del tema le hicieron merecedor del doctorado en ciencias históricas en 1955. Durante muchos años, fue miembro con categoría senior del Instituto Etnográfico de la Academia de Ciencias de la URSS en Leningrado (hoy, San Petersburgo).

Knórozov describió sus grandes aportes en el campo del desciframiento en el artículo titulado Древняя письменность Центральной Америки (Drévniaia Písmennost Tsentrálnoi Amériki, La escritura antigua de América Central), publicado en la revista soviética Soviétskaya Etnografía (“Etnografía Soviética”), en 1952. En él, aseguraba que los glifos escritos por los antiguos mayas consistían tanto de logogramas (signos usados para representar una palabra completa) como de signos fonéticos, en los cuales cada glifo representa una combinación consonante-vocal (cv), es decir, una sílaba. Knórozov supuso correctamente que una palabra maya formada por una combinación consonante-vocal-consonante (cvc) aparecía escrita con dos glifos, y que quedaba sin pronunciar la vocal del segundo glifo (el principio de sinarmonía). Así, por ejemplo, los glifos para tzu y lu se pronunciaban tzul, que es la palabra maya para caballero. Con este método, Knórozov fue capaz de descifrar un gran número de símbolos mayas hasta entonces incomprensibles.​

A esta admirable deducción lógica se opuso Eric S. Thompson, el mayista más respetado de esa época. El propio Knórozov reconoció que algunos de sus desciframientos habían sido ya realizados por Cyrus Thomas en el siglo XIX, pero Thompson, aguerrido anticomunista, calificó su trabajo de propaganda comunista y de falacia científica. La opinión de Thompson, equivocada, prevalecería hasta su muerte en 1975, y fue rechazada oficialmente por sus seguidores (mayoría, en la comunidad científica de mayistas) en la conferencia sobre el fonetismo en la escritura jeroglífica maya que tuvo lugar en Albany. Solamente David H. Kelley y Michael D. Coe aceptaron que el método de Knórozov podría ser correcto.​ Finalmente, los epigrafistas Linda Schele, David H. Kelleyy, Peter Mathews, Merle Greene y Floyd Lounsbury decidieron aplicar el método fonético propuesto por Knórozov, y así lograron descifrar la historia de la dinastía que gobernó la zona arqueológica de Palenque.​

Knórozov pudo visitar por primera ocasión las tierras mayas en 1991,viajando a Guatemala en compañía de la doctora Galina Yershova y de su esposo, el historiador Guillermo Ovando, pero tuvieron que abandonar el país, tras ser amenazados de muerte.

En Guatemala recibió la Orden del Quetzal. En 1994 visitó el sureste de México.​ En México, en 1995, recibió la Orden del Águila Azteca y participó en el III Congreso Internacional de Mayistas, celebrado en Chetumal, recibió un homenaje por parte del Congreso Estatal de Quintana Roo. Junto con Yershova, criticó el trabajo de los epigrafistas estadounidenses, pues consideró que estaban realizando más interpretaciones que lecturas de los glifos.14​

Falleció el 30 de marzo de 1999, a consecuencia de un derrame cerebral y una neumonía, provocada por permanecer en una camilla en el pasillo helado de un hospital en San Petersburgo. Fue sepultado el 4 de abril. Nueve días más tarde, la doctora Yeroshva le organizó un homenaje con sus colegas de la universidad.

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