Una tercera parte de todas las mujeres del mundo ha sufrido violencia sexual o física, ya sea por parte de sus parejas, de personas ajenas al ámbito sentimental o, incluso, de ambos, generando en este sector de la población profundos problemas de salud, por lo que este fenómeno ha alcanzado ya “proporciones epidémicas” a nivel global, concluyó la Organización Mundial de la Salud en su estudio Estimaciones globales y regionales de la violencia contra las mujeres, presentado la semana pasada en Ginebra.
El documento, en el que por primera vez se reúnen y sistematizan los datos generados por todas las naciones integrantes de la OMS en esta materia, destaca que 35.6% de las mujeres en el mundo han experimentado violencia sexual o física –en el ámbito de pareja o fuera de éste–, con África a la cabeza (en donde la problemática es sufrida por 45% de las mujeres), seguida del Mediterráneo Oriental y América (donde 36% de las mujeres han sido agredidas).
Entre los problemas de salud que proliferan en un ambiente de violencia contra las mujeres, señala el estudio global –elaborado a partir de más de siete mil investigaciones científicas regionales– se encuentran mayores posibilidades de sufrir abortos y depresión, contraer enfermedades venéreas, presentar parto prematuro, así como diversos problemas de salud mental, cuyas “proporciones epidémicas requieren acciones urgentes”.
Violencia en la intimidad
Aunque existen muchos otros tipos de violencia contra las mujeres, señala la OMS, aquella perpetrada por sus parejas sentimentales es la más común, ya que afecta a 30% de todas las mujeres en el mundo.
Y las consecuencias en la salud pública son patentes: “Las mujeres que han sufrido violencia de pareja son 16% más propensas a tener un bebé de bajo peso al nacer –concluyó el estudio–; además de que tienen más del doble de probabilidades de padecer un aborto, casi el doble de probabilidades de sufrir depresión y, en algunas regiones, tienen 1.5 veces más probabilidades de contraer VIH-sida, en comparación con las mujeres que no han experimentado esta tipo de violencia.”
Por otra parte, 42% de las mujeres agredidas sexual o físicamente por sus parejas resultaron con heridas durante los ataques, lo que “muestra la enorme carga en la salud de la mujer” que representa esta situación.
Asimismo, otro reflejo de la violencia contra las mujeres en el seno íntimo, destaca el informe de la OMS es que, a nivel mundial, cerca de 38% de los homicidios de mujeres son cometidos por sus parejas.
El reporte destaca que la violencia de pareja en contra de las mujeres tiene mayor prevalencia en África, el Mediterráneo Oriental y Asia Sudoriental (con 37% de mujeres afectadas), en segundo lugar queda América, en donde 30% de las mujeres sufren “exposición de por vida” a este tipo de agresiones por parte de sus parejas sentimentales, y la prevalencia menor fue en países de altos ingresos y Europa (con entre 23% y 25%).
Violencia fuera del ámbito de pareja
Según el estudio global, 7% de las mujeres en el mundo han sido atacadas sexualmente por personas ajenas a su ámbito conyugal o sentimental, ya sea por amigos, familiares, conocidos o desconocidos, y “la evidencia existente revela que las mujeres que han sufrido este tipo de violencia son 2.3 veces más propensas a sufrir trastornos por consumo de alcohol y tienen 2.6 veces más probabilidades de sufrir depresión o ansiedad”.
Aunque el documento de la OMS no presenta resultados nacionales, sí destaca que la prevalencia de la violencia sexual fuera del ámbito de pareja es más alta en las regiones del mundo con países de altos ingresos (en los que 12.6% de las mujeres reportan haber sufrido ataques sexuales fuera de sus relaciones sentimentales), seguida del continente africano (11.9% de afectadas), mientras que la incidencia más baja se da en Asia sudoriental (4.9%).
En América, destaca el estudio, 10.7% de las mujeres han sufrido violencia sexual a manos de personas con las que no sostenían relaciones íntimas.
Efectos del estrés por violencia
Según la organización internacional, los problemas de salud más graves provocados en las mujeres por la exposición a la violencia son diversos, debido a que el “estrés agudo y crónico” desencadena afectaciones en el sistema neuroendocrino e inmunológico.
“Por ejemplo –abunda–, cuando se expone a un estrés prolongado o agudo, las áreas del cerebro, como el hipocampo, la amígdala y la corteza prefrontal, sufren cambios estructurales que tienen consecuencias para la salud mental y el funcionamiento cognitivo, y pueden dar lugar a trastornos mentales, trastornos somatomorfos o enfermedades crónicas, entre otras condiciones físicas”.
En respuesta a la tensión, se destaca, “el sistema inmunológico puede verse comprometido, lo que agrava la propagación del cáncer y las infecciones virales, además de que los niveles de estrés elevados, sostenidos y agudos también se han relacionado con las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión, los trastornos gastrointestinales, dolor crónico, y el desarrollo de la diabetes insulinodependiente”.
Además, concluye, el estrés durante y alrededor de la época del embarazo se ha relacionado con los bebés de bajo peso al nacer, mientras que el aumento de los niveles de cortisol conduce a la constricción de los vasos sanguíneos, lo que limita el flujo de sangre hacia el útero.
A continuación, te presentamos de forma íntegra el estudio Estimaciones globales y regionales sobre violencia contra las mujeres: prevalencia y efectos en la salud de la violencia de pareja, y la violencia sexual fuera del ámbito de pareja, de la OMS.