Ciudad de México
Alondra Guadalupe González Arias, de 20 años, fue hallada muerta en su departamento en Tlajomulco, Jalisco, el 10 de marzo de 2017. Su cuerpo presentaba signos de violencia. La mujer había dado a luz diez días antes de su muerte, y el mes anterior a su homicidio había denunciado a su pareja ante el Ministerio Público por haberla golpeado e intentado estrangular. Pero nunca hicieron nada.
Nancy Arias Arteaga, madre de Alondra, narró a Amnistía Internacional que antes de ser asesinada, su hija había decido dejar a su pareja y se irían ambas y sus dos hijos a vivir a Puerto Vallarta. “Ella estaba decidida a no volver con él”, narra Nancy. Su hermana, Jocelyn Arias, acompañó a Alondra, un mes antes de su asesinato a las oficinas de la Fiscalía Estatal para denuncian la violencia que sufría por parte de su pareja.
“Fuimos, nos dimos valor una a otra. Teníamos miedo pero fuimos. Fuimos a la Procu y levantamos la denuncia y nos mandaron a lo de la Justicia de la Mujer y le dieron una orden de protección”, recuerda Jocelyn, en un video difundido por Amnistía Internacional y que puedes ver aquí.
Amnistía Internacional detalla que en respuesta a la denuncia que puso Alondra, una agente del Ministerio Público del Centro de Justicia para las Mujeres emitió una orden de protección que no hizo llegar a las autoridades responsables, lo que provocó que no se activara la protección.
“Ella se veía como que fuese una tranquilidad para ella ya tener eso. Ella me enseñó la hoja y me dijo: ‘Ya si me empieza a molestar, voy a hablar a la policía y ya con eso ya se lo van a llevar’”, agrega.
Sin embargo, cuenta Nancy, la madre de Alondra, un mes después, el hermano de la pareja de la víctima se comunicó con ella para avisarle que el sujeto había dejado a sus hijos en casa de sus padres y se había ido llorando.
“¿Cómo? ¿Y Alondra?”, preguntó la madre. “No, yo de su hija no sé nada”, le contestó.
La madre de Alondra buscó a la policía y fueron al departamento de la joven. Al principio no la localizaban, luego encontraron su cuerpo envuelto en cobijas. “Todavía la envolvió con su cobija de princesas, era su cobija favorita. No me cabe todavía en la cabeza cómo le pudo hacer tanto daño”, dice la madre.
