Las Choapas, Ver.
Juan Manuel Jiménez García.
Cuando Maritza Escobar García abrió los ojos el día de ayer sabía que iba a ser una fecha especial, se levantó de su cama no sin antes dar un recuento en su mente de todo lo que tuvo que pasar para llegar a la meta, desde luego que recordó el primer día de clases en la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, recordó el apoyo de su esposo y de cuantas ocasiones tuvo que cuidar a los niños mientras ella asistió a clases, no podía faltar la imagen de sus padres piezas fundamentales para que pudiera terminar sus estudios.
La cita era hasta las 10:00 horas pero quiso disfrutar de la fecha y por eso motivo decidió levantarse temprano, antes de acudir a la gran cita se dio tiempo de preparar el desayuno para su esposo y llevar a su hijo de 11 años a la escuela.
Un poco más calmada porque la emoción le había estado jugando una mala pasada en el trascurso de la mañana se dispuso a prepararse para acudir a las oficinas de la que durante 4 años fue su casa. Se echó un regaderazo y se enfundo en el uniforme de enfermera que la noche anterior había planchado en más de dos ocasiones.
Después de verse infinidad de veces en el espejo probándose el traje y hasta el más mínimo detalle, pensó que había llegado la hora con el destino y en compañía de sus dos hijas encaminó sus pasos al centro de la ciudad.
En las instalaciones de la UPAV ya la estaba esperando el director de este plantel Carlos Ambrocio Aguilar Hernández, en su escritorio se encontraba el título y la cedula profesional de Maritza dentro de una carpeta color amarilla.
Después de los saludos, apretones de manos y abrazos el director de la UPAV hizo entrega a nombre del rector de esta universidad Andrés Blancas Portilla los documentos que acreditan a Maritza Escobar García como licenciada en enfermería.
Para estos momentos las emociones de todos los que estaban presentes era al punto de llanto, porque conocíamos la historia de Maritza y sabíamos que no era una entrega de título y cedula profesional como cualquier otra.
Era una entrega de título con el sello del esfuerzo, la dedicación, el sacrificio, el apoyo de su esposo, de sus padres y el motor que suelen ser los hijos para superarse cada día. Donde el pretexto nunca tuvo cabida y tampoco la idea de rendirse, donde a pesar de los tropiezos se sabía que se tenía que continuar hasta alcanzar el objetivo.
En entrevista con 60 Minutos Multimedios la flamante Licenciada en enfermería nos cuenta de las cosas por las que tuvo que pasar para poder terminar sus estudios; de entrada le da gracias a Dios por este título y asegura que valió la pena, estoy emocionada porque costó mucho trabajo pero tiene su recompensa.
Por ejemplo bendito Dios ya estoy trabajando y eso era uno de mis anhelos poder ayudar a mi familia, porque la idea de seguir estudiando era la situación económica y también ser ejemplo para mis hijos, porque pensaba que como yo le iba a pedir a mis hijos que estudiaran sino yo no lo hacía.
Agradecimiento especial para mi esposo que en todo momento me apoyo al quedarse en la casa haciendo la comida y cuidando a los hijos, a mis padres que también son cómplices de este triunfo ya que siempre estuvieron a mi lado para darme la mano. Darles las gracias a todos mis maestros que me tuvieron paciencia y todas las facilidades.
Por último le preguntamos porque invitaría los que han dejado sus estudios hacerlo en la UPAV, la cual nos contestó de una manera segura y sencilla: porque es la mejor opción para estudiar.
En esta ceremonia estuvieron presentes los hijos de Maritza; Joselin Carrillo Escobar de 16 años, Marco Antonio de 11 e Isis de 3 años. Desde luego la presencia del director de la universidad Carlos Ambrocio Aguilar Hernández quien en su intervención comento que el caso de Maritza debe de ser ejemplo para muchas personas.
Ya que cuando se quiere estudiar no importa las circunstancias adversas o las trabas que hay que superar, y nos sentimos orgullosos que Maritza haya escogido la UPAV para escribir su historia de triunfo.