‘Aplastante’ triunfo de Al Sisi en Egipto, lleno de sombras

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Se cuestiona del resultado el abstencionismo y el hecho de añadir un tercer día de votaciones.

Por: FRANCESCA CIRCARDI

29 de mayo de 2014

Desde el comienzo de la campaña electoral se creía que Abdel Fatah al Sisi ganaría las votaciones.

El mariscal Abdel Fatah Al Sisi se proclamó ganador en las elecciones presidenciales de Egipto, tal y como estaba previsto desde hace meses.

Su victoria no supone una sorpresa, pero los resultados –aún no oficiales– son abrumadores y despiertan ciertas dudas: Al Sisi consiguió más del 96 por ciento de los votos o 24 millones de papeletas, frente a su único rival, el político izquierdista Hamdín Sabbahi, que se hizo con tan sólo el 3 por ciento de apoyos (unos 800.000 votos).

Los datos –que tendrán que ser confirmados por la Comisión Electoral la próxima semana– legitiman la llegada al poder oficial del militar que derrocó al presidente islamista Mohamed Mursi hace 10 meses, pero su triunfo no fue tan fácil ni absoluto como hubiera deseado el régimen egipcio y como se esperaba.

A pesar de la potente maquinaria propagandística, que contó incluso con una pegadiza canción para animar a los egipcios a votar, la participación en los comicios fue escasa.

Este es el dato que suscita más polémica, sobre todo después de que la Comisión Electoral ampliara el periodo de votaciones para que más personas acudieran a votar.

Al término de los dos días que debían durar las elecciones, la participación se situaba en torno al 30 por ciento, pero resulta sospechoso que alcanzara el 47 por ciento a lo largo del día extra añadido por la Comisión, decisión que además afectó negativamente la imagen de todo el proceso electoral.

El gran perdedor de los comicios declaró que estas cifras carecen de credibilidad y que constituyen “un insulto a la inteligencia de los egipcios”.

Sabbahi aceptó su derrota, a pesar de las irregularidades registradas por los miembros de su equipo. “En algunos colegios ni siquiera contaron el voto de mi representante”, denunció Sabbahi, en una rueda de prensa en la sede de su campaña en El Cairo, durante la cual deseó que el nuevo presidente pueda cumplir con las expectativas de los egipcios.

Al Sisi, que pidió una participación de 40 millones de personas, tendrá que conformarse con haber superado el número de votos conseguidos por su antecesor en las elecciones del 2012: Mursi se hizo con 13 millones de votos en aquel entonces, aunque la participación fue del 52 % y el entusiasmo de los egipcios así como el ambiente de los comicios fue diferente.

Según la misión de observación Democracy International, el entusiasmo se vio disminuido por “la percepción generalizada de que la elección carecía de sentido y que los resultados estaban predeterminados”.

La ONG estadounidense aseguró que el “entorno político represivo de Egipto no permite la celebración de unas elecciones genuinamente democráticas”, en un comunicado emitido el jueves.

Por su parte, la misión enviada a Egipto por la Unión Europea consideró que todo el proceso se desarrolló de forma correcta y de acuerdo con la ley, pero en medio de la ausencia de garantías constitucionales básicas como el derecho a la libertad de expresión.

El clima que se vivió en las urnas y en las calles durante los tres días de votaciones fue claramente a favor de Al Sisi, con amenazas e insultos para los egipcios que decidieron abstenerse por varios motivos.

Otros acudieron a las urnas, pero su voto fue de protesta: más de un millón de papeletas invalidadas, en las que los votantes tacharon a los dos candidatos y escribieron mensajes en su contra, o simplemente escribieron el nombre de su amor o de su jugador de fútbol favorito.

Por su parte, los depuestos Hermanos Musulmanes interpretaron la escasa participación –tan sólo un 10 por ciento, según sus cálculos– como un triunfo de las llamadas al boicot: “Los egipcios han rechazado estas vergonzosas elecciones y han asestado un humillante golpe a la hoja de ruta de los militares”, declaran en un comunicado.

Triunfo podría generar revueltas

La victoria deslucida del exjefe militar Abdel Fatah al Sisi podría insuflar nuevas energías a los islamistas para seguir luchando, con la esperanza de atraer a otros grupos opositores, como los liberales y revolucionarios, que también fueron muy críticos con estos comicios.
Varios grupos juveniles, entre ellos el ‘6 de Abril’ -líder de la revuelta del 2011 en contra del ex presidente Hosni Mubarak- denunciaron que los medios de comunicación y las autoridades egipcias están tratando de “crear un nuevo faraón” y un nuevo “partido único” que gobierne el país, como en la época del dictador.

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