Si tienen enemigos en su oficina, cuídense. O si tienen a alguien que esté enamorado de ustedes, aún más. Quizá les suceda lo que a una pobre oficinista en Minessota, Estados Unidos, víctima de una acción de “cortejo” por parte de un compañero: este eyaculó en su café, en plena oficina.
John R. Lind trabajaba en una ferretería y estaba atraído por una compañera de trabajo. Pero ella siempre lo amonestaba por traer la bragueta abierta. Mucho después, lo encontró de espaldas a ella, y con las manos en su entrepierna. Ella huyó de la habitación y puso una denuncia ante las autoridades. Les dijo que halló semen en su escritorio y en su peinilla. La Policía usó todo como evidencia, informó CBS.
El mes pasado, Lind se reunió con la policía para hablar de la denuncia, y admitió haber eyaculado en su escritorio y en su café en dos ocasiones, en los últimos seis meses. Lo hizo, dijo, por sentirse atraído hacia ella y para llamar su atención.
Por su parte, la trabajadora informó a las autoridades que su café sabía extraño en varias ocasiones -más veces de las que admitió eyacular Lind- y que por ello pensó que el sabor era la crema en mal estado. Cuando le informaron de lo sucedido, ella solo dijo “yo lo sabía”.
Lind ahora está convicto por cargos de abuso sexual criminal. Puede enfrentar más de un año de prisión, o pagar una multa de 4500 dólares.