Por El Bicho Politicón
Hace cuatro años, jóvenes que se preparaban para participar en la marcha de conmemoración del 2 de Octubre fueron brutalmente reprimidos… 17 fueron heridos de bala, 9 más murieron en la zona, 43 siguen desaparecidos -presuntamente asesinados por elementos de la policía municipal de Iguala y/o policía estatal y/o elementos del crimen organizado…
Cuatro años en los que no ha habido descanso para los padres de familia que quieren saber de sus hijos… ‘la verdad histórica’ sobre que fueron incinerados y arrojados a un río ya le costó la cabeza al expocurador Murillo Karam, ya intervino un grupo de expertos internacionales quienes no dan respuestas concluyentes.
La desaparición de los normalistas de Ayotzinapa fue el principio del fin del gobierno de Peña Nieto… lo ‘bueno de su gobierno se dejó de contar’ (según él), y en todos los foros donde se paraba se pasaba lista a uno tras otro de los muchachos desaparecidos hasta contar 43, mientras la ‘popularidad’ de Peña se iba al despeñadero.
“Culpables” entran y salen de la cárcel, investigaciones van y vienen, una comisión de la verdad en ciernes se cocina junto con el próximo gobierno federal… pero conforme pasan los años, los desaparecidos de Ayotzinapa serán por siempre el ejemplo vivo del fracaso del Estado en el tema de la seguridad.
¿Qué clase de país tenemos, que pueden desaparecer 43 estudiantes y cuatro años después no ha pasado nada?, dirán que hay encarcelados que ‘confesaron’ su participación, pero… ¿quién puede ordenar el ataque y posterior desaparición a los estudiantes?, -“el Estado”-, gritan los padres de familia.
El mismo Estado que ha sido incapaz de cumplir con su función primaria: dar seguridad a la población en todo el país.
Ayotzinapa es una herida que sigue abierta y cuatro años después se sigue escuchando el grito: “vivos se los llevaron y vivos los queremos”… lamentablemente es un grito que se ha multiplicado por miles y que tiene al país como una gran fosa de cadáveres sin identificar…
Pues eso.
