Wellington. La ballena picuda de Bahamonde es la más inusual del mundo, y nunca se ha documentado un avistamiento con vida. Nadie sabe cuántas son, qué comen ni dónde viven en la vasta extensión del sur del océano Pacífico. Sin embargo, los científicos en Nueva Zelanda creen que podrían haber conseguido una pista.
La agencia de conservación del país señaló ayer que se cree que una criatura varada este mes en una playa de la Isla Sur era una ballena picuda de Bahamonde, también llamada zifio de Travers. El animal, un macho de cinco metros de largo, fue identificado por sus colores y la forma de su cráneo, pico y dientes después de quedar varado en la playa de Otago.
Sabemos muy poco; prácticamente, nada sobre esa especie, explicó a Hannah Hendriks, asesora técnica marina del Departamento de Conservación. Esto va a llevar a una ciencia increíble e información de primera mano.
Si se confirma que el cetáceo es un ejemplar de la esquiva ballena picuda de Bahamonde, sería el primero encontrado en un estado que permite a los científicos diseccionarlo y ubicar la relación de la ballena con los otros especímenes encontrados, así como descubrir qué come y quizás alguna pista sobre dónde vive.
Desde el siglo XIX sólo se han documentado otras seis ballenas de esa especie en todo el mundo, y las que se encontraron intactas en la Isla Norte de Nueva Zelanda fueron enterradas antes de que pruebas de ADN pudieran verificar la identificación, lo que frustró la posibilidad de estudiarlas, informó Hendriks.
En esta ocasión, la ballena varada fue trasladada con rapidez a un almacén refrigerado y los investigadores trabajarán con las comunidades indígenas maori iwi para planificar su estudio, indicó la agencia de conservación.