“CRÓNICAS DE LA VILLA”

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Por Adrián Martínez

El pasado lunes 11 de marzo, Villa Cuichapa sufrió un caos fue borrado automáticamente por 24 horas del planeta. Familiares, amigos y conocidos que radican en el exterior no supieron de la existencia de los habitantes de este punto geográfico, el motivo: La caída de la red telefónica y de la ya casi vital Internet. Pero señores y señoras ¿Qué es lo que nos está pasando? ¿Porque ahora tenemos que depender de una red virtual que envuelve al mundo y a su realidad cotidiana? Una vez escuche decir a un sabio de la tercera edad; “Pero si no nacimos con el Internet” y en algo tiene razón, pero la modernidad de las redes de comunicación están su apogeo y todavía falta más.

Pero qué pasaba en Cuichapa hace unos 20 años atrás. Sin los celulares, sin el Internet y sin el indispensable whatsapp. ¿Se acuerdan? Esas generaciones que venimos de la época cavernaria de Cuichapita, como éramos en aquel entonces. Yo recuerdo que convivíamos más físicamente con los amigos, con el futbol, con la tarea en equipo, con la visita a la biblioteca, con las pintas etc. Éramos más responsables en motivos de compromisos, de invitaciones, de citas en el parque. No existían los decires de “te mando un whatsapp”… “Mándale un mensaje a Fulanito que se apure”… “Me mandas el archivo de la tarea”… Y cómo sobrevivíamos en esos entonces, cómo sabíamos cómo amanecía la novia o el novio. Teníamos las buenas costumbres de llegar a la hora exacta, de saludar y de platicar más con la familia. Ya existía el teléfono “de casa” pero era utilizado para comunicarse con familiares lejanos, familiares y amigos emigrantes, para hacer bromas a la casa del vecino, siempre cuando a escondidas, porque existía una autoridad restringida a dicho aparato que no tenía identificador de llamadas y varias veces el karma nos llevó a caer en una broma. Redactábamos la tarea en la traumática “máquina de escribir” porque eran escasas las impresoras, y solo pocos amigos tenían una computadora de monitor (Sin Internet) que veíamos como una máquina extraterrestre y que solo usábamos al final de cuentas para jugar al póker. Y aun así éramos muy felices.

Pero poco a poco la modernidad fue llegando a Cuichapita, allá por principios del nuevo milenio se dejó venir el Internet y aparecieron los primeros “Cibers” en el pueblo, y a todos en cierto momento la curiosidad nos mató y nos enamoramos como estudiantes de verano de dicha magia, de los “chats” de la información por internet, por las imágenes exactas y los videos instructivos y de diversión. Luego llegó el complementoso Celular, que en menos de 10 años se ha desarrollado impresionantemente, que se ha convertido en el ahora “mejor amigo del hombre”… Lo sabemos manejar a la perfección con su magnífica mancuerna al internet. Un celular sin internet no tiene alma, no tiene vida. Reducimos la computadora y al mundo, a la comunicación, a nuestros familiares, a nuestros amigos en un pequeño aparatito, donde los vemos todos los días y a cada rato…. Se acabó la época cavernaria de Cuichapa y estamos en la modernidad y ahora no podemos vivir sin ella. Sin la benéfica pero también peligrosa Internet donde encuentras lo que buscas, y donde tus actos y aprovechamiento te pueden llevar muy lejos… Oh simple y sencillamente a perder el tiempo. Disfrutemos de la modernidad y del acercamiento de las redes sociales, pero sobre todo no nos olvidemos de los que están físicamente a nuestro alrededor y sobre todo que tenemos una vida real, que hay que manejar, que hay que enfrentar y sobre todo no olvidar los principios y la honestidad que nos enseñó nuestro Cuichapita del antaño.

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