Por El Bicho Politikón
Si hay un estado con una cultura del narco muy arraigada es Sinaloa, vamos, hasta el santo patrono de los narcos es sinaloense… Malverde ‘cuida’ vidas, producción, distribución, pero también es implacable con los enemigos.
La palabra narco se antepone a casi todas las actividades, desde los narcocorridos, las narcotiendas, narcodepósitos, narcogasolineras, etc., incluso se les podía considerar orgullosos de su linaje narco… uno puede checar cualquier cosa en Sinaloa, y particularmente en Culiacán y vemos que el ‘estilo’ narco es lo que rifa, lo in.
El jueves 17 toda esa parafernalia se puso en duda violentamente, una de las cosas que despertó entre los culichis “la batalla de Culiacán” es el miedo… todo mundo sabía que el narco era cosa de todos los días, estaba presente en todo, pero nunca le habían visto el rostro de violencia como la vivida el ‘jueves negro’.
A poco más de una semana dicen los lugareños que están recobrando el ritmo de vida, solo que ahora con el miedo presente, latente… las medidas de seguridad personal se han incrementado, el tratar de estar en comunicación constante con los seres queridos es una de ellas… no vaya a ser la de malas.
También la simbiosis narcos-fuerzas del orden volvió por sus fueros, es de todos sabido que las policías estatales y municipales están en la nómina del narco, es la vieja consigna de “plata o plomo” que no deja mucho espacio para dónde hacerse… incluso miembros de las fuerzas federales cobran en los dos bandos.
Sin duda el narcotráfico llegó para quedarse por estos lares, en un comunicado el Cartel de Sinaloa se disculpó por los inconvenientes, el gobierno también asumió su propia mea culpa aunque un golpe como el del ‘jueves negro’ va a dejar secuelas entre la población, el síndrome postraumático llevará un tiempo largo para poder ser superado.
Culiacán aprendió de la peor manera que no estaban tan acostumbrados al narco como pensaban.
Pues eso.
