Si Dios quiere, estoy a punto de cruzar la línea de medio siglo de vida, y no le temo a la vejez, mucho menos a la muerte, porque esa es la Ley de la vida, nacer, crecer y morir.
Son 49 años de existencia hasta hoy y como todo ser humano, tengo mis defectos y virtudes.
Me he encontrado algunas piedras en mi camino y las he sabido brincar o simplemente las hago aun lado.
Pero también me he topado con árboles que han dado buenos frutos y me aprovecho de ellos para comer lo bueno y desechar lo podrido.
Gracias al Señor, aunque no soy religioso pero creo en su palabra, he aprendido a perdonar y si no perdono, cuando menos olvido y lo demás se lo dejo a mi Creador.
Hoy entiendo que el odio, rencor, venganza o la envidia, para mí, no es más que veneno, algo así como el sudor, si no lo desechas te contamina el cuerpo.
Algunos me dicen Chavo ruco, otros, anciano o viejo, pero nada de esto me ofende, solo sonrió y sigo caminando por que le doy gracias al Señor que soy único, soy original, no copia de nadie ni capricho de otros.
Me gusta vestir a mi manera y nunca he ocultado mis canas con tinte, me acepto tal y como soy, me como todo lo que se me antoja porque no me gusta quedarme con las ganas, y si no es hoy, mañana regreso y me lo trago.
Con mis 49 años, Dios me regaló una gran mujer de 38 años… Mi Mary.
A la vida no le debo nada, me las ha cobrado con facturas y el pago final será mi muerte y aquí la espero pacientemente y solo Dios sabrá cuando.
Mientras quiero hoy en vida, agradecerle mis tres hermosos hijos y una nieta que me dio, así como esos grandes amigos y compañeros con los que he compartido a lo largo de este gran andar, que no es nada fácil llegar a Chavo-ruco, anciano o viejo y seguir haciendo lo que me gusta: escribir, reír, cantar y dedicar poesías… gracias a TODOS… Gracias mi Señor.
