De un puerco que fue llevado en hombros

0
1001

Urbanhistorias de Cuichapa

Por Gustavo Martínez Contreras

Don Miguel y su hermano Alfonso del Toro Siordia eran originarios de Michoacán, de una comunidad llamada Las Palmas en el municipio de Tirímbaro, de allá salieron para buscar mejor vida, la cual encontraron en esta noble tierra de Cuichapa.

Don Miguel encontró trabajo en Pemex como ayudante de piso en el departamento de perforación. Vivían los hermanos en las orillas del pueblo, allá en el ejido, la vida les iba de maravilla, tenían trabajo, compraron vacas, borregos, cerdos, gallinas, pasaron de una vida campirana en su natal Michoacán a una vida obrero-campirana en Veracruz…

Con el tiempo, don Miguel fue transferido del Campo Cuichapa al Campo El Plan, en Las Choapas, donde trabajó hasta su jubilación, quedándose a vivir en el Kilómetro 17 (Acalapa II), donde… pero esta es otra historia, como diría mi tía “Chonita”.

Continuando con el relato que nos atañe, en aquél tiempo, a mediados del siglo pasado, los animales pastaban más o menos libres, las tierras que se le iban ganando a la selva, aportaban la suficiente comida para todos, pero en el rancho de los Del Toro los trabajadores tenían una orden terminante: “todo animal ajeno que se meta en la propiedad debe ser sacrificado”.

Una vez dicho esto, en cierta ocasión a un señor se le perdió un puerco y salió a buscarlo, en esas andaba cuando llegó al rancho de don Miguel, unos trabajadores estaban en la faena de aliñamiento de un cerdo, que fue identificado por du dueño como el puerco perdido y pues ni tardo ni perezoso se dirigió al cuartel de soldados a denunciar el hecho.

Ya acompañado por cuatro militares llegaron con los aliñadores, a quienes detuvieron, golpearon e hicieron cargar con el animal… y ahí los llevaban por toda la vía del kalamazo hasta la Y griega con el puerco en hombros anunciando a los cuatro vientos que eran unos ladrones.

Desde ese día no desapareció ningún marrano más, de los aliñadores no se supo qué fin tendrían, del puerco seguro que fue devorado por hambrientos comensales. Este relato no se ha escrito su punto final, ya que habrá algunos lectores que aporten datos… pero no se pierda el próximo capítulo, el jueves siguiente, que tendrá que ver con la vida de don Miguel ya viviendo en Acalapa II.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here