Con la apariencia triunfalista que define la manera como se encubre la impunidad en México, anuncian la participación del magnate Slim, quien se quedará con el fraudulento túnel de Coatzacoalcos.
Javier Pulido Biosca
Revista Raíces
Toda una sucia maraña de grandes corruptelas e impunidad subyace el tema del túnel sumergido con que se pretende vincular la población de Allende con la de Coatzacoalcos.
Desde un inicio, se dijo que lo único valioso que se ha obtenido de la fraudulenta obra ha sido la evidencia de que los olmecas fueron navegantes de altura y que tuvieron un puerto y fueron localizadas en las excavaciones los restos de canoas, productos que se comerciaban y los indicios de una intensa actividad portuaria.
Pero como el conocimiento, la historia y la cultura mexicana nada significan para los políticos que padece el país, el tema del túnel pasa a la insistencia de que avance en su construcción.
Ahora la asacada de que el magnate Carlos Slim rescatará la magna obra, parada desde hace dos años.
Como el permiso para que esto pueda lograrse debe partir de los legisladores, desea convencerlos de que está dispuesto a invertir 500 millones de pesos aproximadamente siempre y cuando se amplíe la concesión de 30 a 45 años.
Que el hombre ha sacado dinero a los mexicanos no cabe duda, lo cuestionable sería que los diputados, en su mayoría del PRI–Verde se convencieran de que es “una inmejorable oportunidad para rescatar el proyecto del Túnel”.
Sí hay que apuntar que esta magna construcción inició en 2004 con un presupuesto de 2 mil 065 millones de pesos y que ahora requiere de una inversión de 5 mil 134 millones 800 mil pesos.
Hasta el momento continúa la investigación de los presuntos desvíos millonarios detectados por la Auditoría Superior de la Federación (ASF). Incluso se ha hecho creer que el Órgano de Fiscalización (Orfis) promovió denuncias en contra de servidores públicos y directivos de las propias constructoras por una serie de irregularidades. Como es característico de estas investigaciones, se desconoce quiénes son los personajes investigados.
La zanahoria para los legisladores es que, si el Legislativo aprueba la participación de Carso, en un mes se reanudaría la obra que conectaría Villa Allende con Coatzacoalcos. Pero esto obstruiría la justicia.
El diputado Fidel Robles, del PT, comentó que la intervención de Carso se utilizaría como una certificación simulada para avalar la impunidad: “El señor Slim sacará mil millones de su cartera, los cuales debe de traer como morralla (sic) para avalar la corrupción y la impunidad, imperantes en esta obra”.
Se sabe que algunos legisladores se oponen al fiasco y sacaron pancartas: “Fue el túnel de la Fidelidad (sic), de la Prosperidad (sic), es el túnel de la impunidad)”, “Túnel Sumergido de Coatzacoalcos, primer lugar a la corrupción” y “nuestro elefante blanco de los 5 mil millones”.
OBRA DE MALA CALIDAD
El semanario Proceso dio cuenta en su edición número 1886 que la obra ha estado plagada de irregularidades: Desvío de recursos, fallas estructurales, hundimientos y soportes mal hechos, así como materiales de precaria calidad.
Incluso la auditoría 09-A-30000-04-0548 del 2009 de la ASF reportó un “dictamen negativo” al pliego de observaciones, pues acotó que el gobierno de Veracruz violó las disposiciones normativas aplicables a la planeación, programación, presupuestación, licitación, contratación, ejecución y pago.
En la revisión de la auditoría 2010, las observaciones e inconsistencias también fueron considerables, pues en ambas hay irregularidades que se aproximan a los 400 millones de pesos.
La ASF observó que en la construcción del Túnel Sumergido se incumplió con los parámetros mínimos de calidad en sus materiales y procedimientos constructivos, como estabilidad, seguridad estructural y vida útil de la obra.
