El cuerpo del bebé Tadeo, encontrado en una cárcel de Puebla, ya fue sepultado por segunda ocasión

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En un acto privado y en diferente panteón, los padres del pequeño, que llegó apenas a los tres meses de vida, pidieron por favor respetar el gran dolor que para ellos representa dar otra sepultura a su hijo.

El calvario que el bebé Tadeo ha pasado, aún después de la muerte, parece que al fin llegó a su fin. Luego de que su cuerpo fuera exhumado clandestinamente de un cementerio en la alcaldía de Iztapalapa, en la Ciudad de México, y luego apareciera al interior de una prisión ubicada en el estado de Puebla, para después ser entregado a sus padres, la tarde de este domingo fue enterrado nuevamente.

En un acto privado y en diferente panteón, los padres del pequeño, que llegó apenas a los tres meses de vida, pidieron por favor respetar el gran dolor que para ellos representa dar sepultura a su hijo por segunda vez.

La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) refrendó su compromiso de brindar acompañamiento; jurídico, económico, psicológico y social a familiares del pequeño Tadeo.

Respecto a la investigación aún en curso, la Fiscalía puntualizó que ese mismo día del traslado, personal ministerial, peritos y detectives de la Policía de Investigación (PDI) llevaron a cabo una inspección en el campo santo del cual fue sustraído.

Asimismo, el órgano poblano descartó que se haya extraído algún miembro funcional del cuerpo tras desenterrarlo; aclaró que la herida en su abdomen correspondía a la de una operación efectuada a raíz del padecimiento intestinal que causó su muerte el pasado 05 de enero.

“Se advirtió que conservaba todos sus órganos en su lugar y que presentaba una herida quirúrgica de 7 centímetros con sus puntos de sutura originales”.

El indignante hallazgo del 10 de enero sucedió en el área de los talacheros, como se conoce a los presos que ayudan a los custodios a vaciar los desechos. El menor —de unos días de nacido— portaba un gorro y tenía sangre. Además, en el abdomen presentaba una cirugía de apéndice, por lo que las primeras sospechas apuntaban a que habría sido utilizado para introducir droga.

No obstante, dicha línea quedó descartada precisamente porque el procedimiento que tenía fue consecuencia del mismo mal intestinal que el menor padecía que fue el que le costó la vida. Aunque hay otra razón que sería más sólida, por el tipo de prácticas que se llevan a cabo al interior de la cárcel, y que señala que el cuerpo habría sido robado para llevar a cabo prácticas relacionadas con santería o brujería.

Desde la noticia del descubrimiento, el caso fue atraído por la organización Reinserta, cuya fundadora Saskia Niño de Rivera, exhortó a Ernestina Godoy, Fiscal general la CDMX, a informar sobre “cómo se pudieron haber robado un bebé de un hospital o morgue para que acabara en un basurero de Puebla”.

Por su parte, el pasado 15 de enero, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) solicitó a la FGE de Puebla colaborar con la investigación y pidió reforzar los controles de vigilancia.

En México, fueron asesinados 822 niños durante la pandemia, pero el caso de este pequeño ha sido uno de los que más ha conmocionado al país. El recuerdo de lo que ocurrió a la niña Ángela, abandonada en una maleta en 2015, hizo pensar que se trataba de otra brutalidad contra un menor.