El gobierno turco, molesto por las críticas a las restricciones de prensa

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Turquía es un país «no libre» en materia de prensa, según Freedom House

Turquía ha pasado de ser un país donde la prensa es «parcialmente libre» a uno «no libre», según asegura Freedom House. El pasado 1 de mayo, este think tank americano emitió su informe anual sobre libertad de prensa en el mundo, que evalúa la situación de la profesión periodística país por país.

En la sección sobre Europa, el informe asegura que «el cambio numérico más importante de la región tuvo lugar en Turquía, quedescendió de 56 a 62 puntos y pasó de Parcialmente Libre a No Libre», dos de las tres categorías que utiliza esta institución. «Las garantías constitucionales de prensa y expresión son puestas en práctica solamente de forma parcial, minadas por las disposiciones restrictivas en el código penal y la Ley Antiterrorista. Turquía siguió siendo el principal encarcelador de periodistas en el mundo en 2013, con 40 entre rejas a fecha de 1 de diciembre», afirma el texto.

El mismo día, el Secretario Adjunto de Estado para Asuntos Públicos de EE.UU., Douglas Frantz, se refirió a este mismo tema desde Washington: «Tiene que haber, igual que hubo antaño, una prensa vibrante, vigorosa, libre e idependiente en Turquía. Las democracias funcionan mejor cuando tienen una prensa libre e independiente, cuando tienen una libertad de expresión que se extiende a todo el mundo, independientemente de su filiación política o de su perfil étnico», indicó Frantz. «Y creo que lo que hemos visto en los últimos meses es un retroceso. Y un retroceso que preocupa aquí en Washington, en el seno de la Administración Obama», comentó.

Ankara se defiende

Estos comentarios, apenas los últimos y más destacados en la avalancha de críticas internacionales que enfrenta el gobierno turco por este asunto en los últimos dos años, no han sentado nada bien en Ankara. «Turquía no merece estar en esta categoría», declaró este fin de semana el ministro de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, refiriéndose al informe de Freedom House. «Nadie puede poner a Turquía en dicha categoría. En Turquía se expresan abiertamente todo tipo de opiniones. En ese sentido, la libertad de prensa en Turquía es mayor que en la de algunos países listados como ‘parcialmente libres’, y tiene una base de libertad más enraizada que la de países listados como ‘libres’», afirmó.

«Hago un llamamiento a la prensa y a los intelectuales para que adopten una postura en contra de este informe. Esperamos que nuestros intelectuales lo rechacen», pidió Davutoglu. Pero con cerca de ochenta periodistas despedidos en el último año por su cobertura crítica de las protestas antigubernamentales, las asociaciones de profesionales no parecen muy dispuestas a respaldar las declaraciones del ministro.

En todo caso, el ejecutivo del primer ministro Recep Tayyip Erdogan parece embarcado en una campaña de imagen, asegurando que las afirmaciones de que Turquía es el país donde hay más periodistas encarcelados en todo el mundo «no reflejan la realidad». Entre otras cosas, la Oficina de Diplomacia Pública envió la semana pasada a los corresponsales extranjeros acreditados en el país, incluyendo al corresponsal de ABC, un documento en el que se analiza la información existente sobre estos profesionales en prisión.

«Cuando se analiza el informe del Comité para la Protección de los Periodistas sobre periodistas encarcelados, se ve que a fecha de 18 de abril de 2014 hay 15 personas clasificadas como ‘periodistas en la cárcel’ en Turquía. De esta gente, se han cerrado procesos criminales contra 7 de ellos, y se les ha sentenciado por diversos crímenes, y otros 8 están en la cárcel a la espera de juicio», afirma el documento.

Periodistas «terroristas»

Ante la justicia turca, todos estos periodistas han sido imputados por su presunta relación con uno de los grupos armados considerados terroristas en Turquía, bien con la guerrilla kurda del PKK, o bien con los marxistas DHKP/C, MKLP/MK u otros. A los condenados se les ha considerado culpables de delitos como disparos y ataques contra la policía, robos a mano armada, colocación de explosivos o sesiones de adoctrinamiento a militantes de organizaciones ilegales.

La oposición turca, sin embargo, ha refutado algunas de las afirmaciones de dicho documento. Por ejemplo, uno de los periodistas mencionados en la lista del gobierno, identificado como M.G., fue puesto como ejemplo por el primer ministro Erdogan en uno de sus discursos, acusándolo de «falsificación de documentos oficiales, asesinato de un oficial de policía y un vigilante, asalto armado contra la policía, implicación en un tiroteo con la policía, provocar heridas y matar». Unas acusaciones repetidas en el análisis de la Oficina de Diplomacia Pública.

Pero el Partido Republicano Popular (CHP), la principal formación opositora, ha identificado a este periodista como Mustafa Gök, «que fue arrestado cuando era corresponsal en Ankara de la Revista de Trabajo y Justicia, y que fue sentenciado a cadena perpetua por el cargo de ‘intento de cambiar el orden constitucional por la fuerza’». Ninguna mención a los otros cargos.

«Turquía se está dirigiendo rápidamente hacia un régimen totalitario. No se puede hablar de democracia en un país donde no hay libertad de prensa. Las prohibiciones de Twitter y YouTube, las presiones sobre los periódicos y canales de televisión son inaceptables», declaró hace unos días Kemal Kiliçdaroglu, líder del CHP. «Hoy hay 44 periodistas encarcelados. Unos 1.150 periodistas han perdido su trabajo en los últimos cinco años. Estamos viendo prácticas más duras que las de los antiguos líderes militares de este país», aseveró.

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