El lobo mexicano protagoniza uno de los mayores retos de conservación animal en el mundo: salvarlo de la extinción es una labor que no ha sido sencilla.
El esfuerzo por rescatar a esta especie es compartido entre México y Estados Unidos a través del Programa Binacional de Reproducción en Cautiverio del Lobo Gris Mexicano, que ha sido testigo del nacimiento de más de 1,200 lobeznos desde su inicio, en 1977.
Actualmente, la población en cautiverio se compone de casi 300 ejemplares, que viven en 52 zoológicos y ranchos al norte y al sur del río Bravo. Estas cifras son motivo de reconocimiento, pero ninguna labor de recuperación está completa si no se logra reintroducir al menos una población de lobos a su área de distribución natural.
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Han sido varios los intentos de ambos países por lograr nuevamente la inclusión de este animal, pero los resultados no son los esperados. Casi la mitad de los lobos liberados en Estados Unidos y México, desde 1998, han perdido la vida por disparos o envenenamiento.
Uno de los mayores obstáculos son los ganaderos, quienes buscan alejar a los lobos de sus animales y/o producciones agrícolas o ganaderas.
“Cuando se extingue una especie son pocas las oportunidades que tenemos de reintroducirla y poder resarcir el error que cometimos. Para llegar a donde estamos se ha requerido de más de 15 años de trabajo de dos países. Para llegar a donde quisiéramos estar nos falta mucho tiempo y va a requerir de mucho esfuerzo”, señaló Óscar Ramírez Flores, director de Especies Prioritarias para la Conservación, de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
A pesar de todo, también hay buenas noticias. Entre Arizona y Nuevo México, EU, existe un grupo de 75 lobos mexicanos que viven libres; de ellos, 74 nacieron en libertad y siempre han vivido así. Además, las liberaciones en México han permitido obtener información sobre la conducta de los lobos que no se conocía: pueden hacer recorridos de más de 700 kilómetros.
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Rodrigo Medellín, del Instituto de Ecología de la UNAM, afirma que uno de los grandes problemas para conservar la biodiversidad en México y, en particular, para cuidar a los depredadores silvestres, es la falta de aplicación de la ley. De acuerdo con el biólogo, lo mejor sería adaptar los programas de compensación económica para evitar que los ganaderos maten a los lobos y sean indemnizados por las pérdidas ocasionadas.
Óscar Ramírez Flores, de la Conanp, confía en que el futuro del lobo gris mexicano tenga más luces que sombras.
Actualmente, los especialistas trabajan en algunas zonas naturales que tienen potencial para albergar al lobo mexicano, como,la sierra San Luis-Janos, que está en Sonora, y Casas Grandes y Nuevo Casas Grandes, en Chihuahua.
“Nosotros hablamos de una región porque nadie puede afirmar que el lobo va a estar solo en Sonora y que no se va a mover a Chihuahua. Incluso los lobos podrían irse hasta a Estados Unidos”, añadió Ramírez Flores.
