El panorama para los trabajadores en plataformas digitales es complejo; para las mujeres todavía más

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Ciudad de México.

La pandemia catapultó las operaciones de las plataformas digitales alrededor del mundo; el comercio electrónico crece de manera inédita, la industria del “delivery” cada vez es preferida por más usuarios, más hogares contratan cuentas de plataformas streaming para ver series y películas y, aunque en menor medida, las apps de transporte también incrementan sus operaciones.

Durante el 2020 se observó una mayor demanda de todos estos servicios ofertados por las plataformas, simultáneamente el mercado laboral tradicional enfrentó una de las mayores crisis de las décadas recientes. En combinación, estos factores incentivaron que miles de personas alrededor del mundo se ocuparan en estas plataformas; ¿el problema?, las condiciones en las que trabajan y la desproporcionalidad en términos de género.

Los trabajadores de estas plataformas alrededor del mundo padecen condiciones complejas de trabajo, y la mayoría se emplea en este sector porque no tiene ninguna otra opción, pero para las mujeres la situación es todavía peor.

En un primer plano, se observa que las plataformas digitales dan empleo en mayor medida a la población masculina y en algunos sectores específicos esta desproporción es mucho mayor.

Si se considera, por ejemplo, la fuerza de trabajo de plataformas de comercio electrónico, streaming, redes sociales o buscadores en línea, de cada 10 trabajadores seis son hombres y cuatro son mujeres, de acuerdo con cifras de una encuesta realizada por la OIT (Organización Internacional del Trabajo).

Pero si se contempla el personal ocupado en las plataformas dedicadas al “delivery” —como DiDi Food, Rappi, Glovo y UberEats—, las mujeres representan apenas el 8% del total, y en las plataformas de transporte como Beat, Uber y DiDi, la proporción de mujeres no llega ni al 5 por ciento.

Esta situación es diversa entre países, de acuerdo con las cifras de la OIT, en algunos países la participación femenina es significativamente mayor a la media global: en Indonesia las mujeres ocupadas en plataformas de entregas (repartidoras) asciende a 25%, mientras que en el rubro de transporte (conductoras) Chile es el país con mayor presencia de mujeres, representan el 17% del total.

Por otro lado, la operación de estas plataformas ha sido constantemente cuestionada por las condiciones laborales que ofrece a sus empleados, a los que en muchos países todavía no reconocen como tal.

La OIT alertó en un estudio la precariedad del empleo y las violaciones a los derechos laborales dentro de las plataformas digitales, especialmente las de la industria del transporte y las entregas. La mayoría de los conductores y repartidores no cuentan con seguridad social, contratos, prestaciones básicas de ley, vacaciones, aguinaldo y en muchos casos las plataformas castigan monetariamente la desconexión digital de sus colaboradores.

Las organizaciones internacionales como la OIT, la Cepal y la OCDE han presionado para la creación de un sistema homologado de regulación en plataformas digitales ante el crecimiento y la expansión de éstas. Y si bien, es cierto que en general todos los trabajadores de estas plataformas son laboralmente vulnerables, las mujeres enfrentan un panorama distinto.

En el informe Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: El papel de las plataformas digitales en la transformación del mundo del trabajo de la OIT, se muestra que, sin importar el nivel de estudios que tengan las mujeres, perciben peores remuneraciones en comparación con sus pares hombres.

Las mujeres ocupadas en estas plataformas que terminaron la preparatoria perciben por su trabajo 2.8 dólares por hora en promedio, esta cifra para la población masculina es de 3 dólares. En el sector de la población con estudios de posgrado (maestrías o doctorados) el pago promedio es de 3.7 dólares por hora para las mujeres y 4 dólares para sus pares hombres.

De acuerdo con el informe La autonomía de las mujeres en escenarios económicos cambiantes elaborado por la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), el crecimiento acelerado y no regulado de las plataformas digitales no sólo reproduce, sino que exacerba las brechas de género en el ámbito laboral. Al mismo tiempo resalta que, si la operación de estas plataformas se controlara y homologara, podría fungir como un catalizador para la igualdad de género en este terreno.

Adicional al sesgo en términos de remuneraciones, otro de los principales rubros a trabajar es la normalización de estigmas de género en las apps que contribuyen a los esquemas de desigualdad entre mujeres y hombres. Aunque no hay mecanismos directos de discriminación por género, tampoco hay incentivos para que las mujeres ocupen cargos que están “guardados” para los hombres como en los casos de conductores o repartidores.

Las cifras de la OIT también muestran que, de la población encuestada, los hombres son mayoritariamente tenedores de instrumentos de seguridad social como seguro médico, seguro de desempleo, incapacidad o fondos para el retiro.

¿Por qué entonces hay más trabajadores de apps cada vez?

La pandemia fue un catalizador del crecimiento de las plataformas digitales, sin embargo, la tendencia creciente ya existía desde antes, especialmente por la digitalización de la economía global.

Aunque cada vez son más los trabajadores de aplicaciones, apenas el 18% se ocupa en dicho sector por gusto o para desarrollarse profesionalmente. La razón principal, tanto de hombres como mujeres, es complementar sus ingresos, 4 de cada 10 trabajadores declaran esta opción como la principal.

Después del motivo económico, la estructura de las motivaciones para emplearse en las plataformas digitales sí cambia por género y explica y reproduce muchas de las desigualdades entre mujeres y hombres.

Mientras más hombres declaran que porque disfrutan el trabajo, tienen mejores remuneraciones que en otros empleos o pueden crecer profesionalmente, la mayoría de las mujeres escoge trabajar en este sector por la flexibilidad del empleo.

Tener la opción de trabajar medias jornadas o elegir los días de trabajo es una de las razones fundamentales para muchas mujeres alrededor del mundo, que realizan más de la mitad del total del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.

En este sentido, el informe de la Cepal recalca el riesgo de normalizar estas prácticas que fomentan la sobrecarga de tareas del hogar en las mujeres, que no sólo las rezaga del mercado laboral sino que impacta negativamente en sus niveles de recreación, cultura y esparcimiento.

La demanda de los servicios de las plataformas digitales cada vez es mayor y crece a ritmos elevados, pero sus operaciones se mantienen en la mira de los organismos internacionales y las autoridades laborales de muchos países. Tienen retos en materia de garantizar derechos laborales y erradicar toda práctica que fomente y normalice la desigualdad de género.

*El ejercicio estadístico de la OIT integra resultados de un cuestionario aplicado a alrededor 12,000 trabajadores y representantes de 85 empresas de todo el mundo en diversos sectores desde transporte, comercio electrónico, entregas a domicilio y plataformas sociales.

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