Así como ahora, se filtra al diario O Globo las “propinas” a Lozoya, también se utilizaron las prácticas corruptas de esa empresa con el gobierno brasileño para destituir a la Presidenta Dilma Rousseff y acabar con la leyenda de Lula da Silva.
Es difícil separar el escándalo Odebrecht-Emilio Lozoya de la sucesión presidencial. Quien haya ordenado la filtración de la información al diario brasileño O Globo tuvo en cuenta los tiempos políticos que corren en México.
La acusación contra el ex Director de Pemex, Emilio Lozoya de haber recibido 10 millones de dólares en sobornos, aparece un día después de que el partido en el gobierno definiera la reglas para seleccionar a su candidato a la Presidencia de la República y a unas cuantas horas de que inicie la renegociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.
Lozoya, -culpable o inocente-, es apenas el peón de un complejo ajedrez. En la trama, están involucradas no solo prácticas financieras evidentemente ilícitas, sino intereses políticos nacionales y extranjeros interesados en utilizar casos de corrupción como el de Odebrecht para influir en la política interna.
Así como ahora, se filtra al diario O Globo las “propinas” a Lozoya, también se utilizaron las prácticas corruptas de esa empresa con el gobierno brasileño para destituir a la Presidenta Dilma Rousseff y acabar con la leyenda de Lula da Silva.
Lo mismo ha sucedido en otros 12 países latinoamericanos, entre ellos Colombia, Argentina, Perú y Guatemala. Es como si la empresa contara con una manual para corromper políticos y actuara premeditadamente para poner contra la pared a sus jefes de Estado.
Curiosamente, el que más beneficios ha obtenido de la innegable corrupción de América Latina es Estados Unidos y en especial su Departamento de Justicia, dedicado a investigar caso por caso para, en un momento estratégico, publicar la información y provocar crisis de gobierno.
Washington sabe que Lozoya es apenas la punta de una enredada madeja que involucra a muchos otros y va a escoger el mejor timing político para dar a conocer lo que sabe e influir en las decisiones que vienen.
