Nacido en Pasadena, el guardameta es hijo del veracruzano Norberto y de la defeña María González juega con la Sub17.
Abraham Romero, el gigante de 1.90 metros que resguarda la portería de México en el Mundial Sub 17, jugaba con Estados Unidos hace apenas dos años.
Nacido en Pasadena, California, el guardameta es hijo del veracruzano Norberto y de la defeña María Laura González, quienes a principios de los 90 cruzaron de ilegales la frontera, con todo y su primogénita Sonia, pero los cuales no se desprendieron del vínculo con su País.
“Películas en donde salía Vicente Fernández en caballo, cantando… Me encanta la música ranchera y siempre la escuchó con mi papá, a Antonio Aguilar. Voy a bodas y aunque me veas de futbolista llego a bodas con botas de charro, con sombrero, muy mexicano”, narra el portero, que gusta tanto de una buena atajada como de los chiles rellenos o las enchiladas.
Abraham estaba destinado a portar los guantes desde los 4 años.
“Mi papá me metió al boxeo antes, quería que fuera boxeador porque era fan de Julio César Chávez y no, no me gustaba”, cuenta.
Su madre, molesta por tanto golpe, lo rescató. Él, en sus inicios contención o defensa central, descubrió la portería una vez que faltó el titular en su equipo amateur y lo colocaron ahí por su estatura; detuvo tres penales y comenzó su carrera en la que llegó a la Selección de EU y a la que representó en la Copa de las Naciones en el CAR, pero a la cual renunció tras sentirse discriminado.
“Los nuevos jugadores me criticaban, ‘¿por qué escuchas música ranchera?, mexicano’. Llegó el punto que alguien me dijo ‘eres un pinche nopal'”, expresa el guardameta del Galaxy de Los Ángeles.
Y entonces optó por México, por ese país que, con todo y los estereotipos, lleva en la sangre.
“Sí me lo sé (el Himno) es algo hermoso, se te pone la piel chinita, yo no siento el cuerpo, siento hasta escalofrío”, afirma.
Ya con el Tri Sub 17, lo único que el portero no sabe atajar son los albures de elementos como Joaquín Esquivel, Francisco Venegas y Flavio Zamudio.
“A veces me hacen burla porque no entiendo las bromas, pero me llevo bien con todos. Me dicen Cruz porque dicen que me parezco al preparador físico, todos tenemos un apodo, nadie se escapa”, dice Romero.