Seguramente en estos últimos meses han escuchado en repetidas ocasiones que la economía mexicana es una de las más solidas en el mundo, que el crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB) es superior al de países avanzados.
De los países que integran el G-20, sólo tres tienen un crecimiento mayor: China, India y Arabia Saudita, y esto se debe en gran medida a que países desarrollados han basado su crecimiento en el endeudamiento.
En los últimos 10 años, las economías altamente endeudadas crecieron 1.3% menos que las que tienen bajo nivel de deuda, una economía con alto endeudamiento es aquella en la que la deuda pública es mayor a 90% de su PIB.
Sin duda, México ha realizado una correcta gestión de sus finanzas públicas en los últimos 10 años, pero esto no es suficiente. La gran expectativa de que en el corto plazo el país realice las reformas estructurales de fondo, entre ellas, las energética, fiscal, de comunicaciones, competencia, etcétera, nos posicionará definitivamente en un lugar de oportunidad económica.
Hoy en día, los inversionistas extranjeros ven a México como un buen destino para invertir, pero esto se debe principalmente a un tema coyuntural debido a las tensiones financieras globales particularmente en Europa y Estados Unidos, las bajas tasas de rendimiento en las principales economías y los altos excedentes de liquidez producto de políticas expansivas.
Pero si se detonan las reformas, podríamos tener un crecimiento del PIB mayor y sostenido que nos pueda proyectar a ser de nuevo el gigante de Latinoamérica.
¿Esto cómo se traduce en la sociedad, de qué manera podemos interpretar el crecimiento del PIB en bienestar social? En estricto sentido el PIB es una medida macroeconómica que expresa el valor de la producción de bienes y servicios de un país durante un periodo; por lo tanto, si aumenta este indicador es debido a que estamos produciendo más bienes y servicios en la economía. Pero, ¿qué hay detrás de todo esto?
Mayor inversión en la creación de nuevas empresas y por lo tanto en la generación de empleos, que a su vez generan los ingresos para que las familias lo destinen en gasto o en ahorro, también un crecimiento del PIB representa mayores ingresos para el gobierno a través de impuestos, que generan gasto público y éste se destine en acciones que se traduzcan en beneficio social, ésta es una de las limitantes del indicador: no explica el bienestar social por sí solo, ya que no toma en cuenta la distribución del ingreso.
Distribución equitativa
Es aceptado generalmente que una economía con una distribución del ingreso más equitativa implica un mayor bienestar para la población. Los habitantes de un país con el mismo Producto Interno Bruto per cápita que otro pero con una distribución más equitativa disfrutarán de un mayor bienestar.
Debemos ser muy consientes que el desarrollo económico lo hacemos todos, ya que, con una mayor y mejor participación en la vida social y política del país, podemos contribuir a que se tomen decisiones con mayor beneficio social y con una distribución del ingreso más equitativo.
