Veracruz, Ver., 28 de abril de 2014.- El XIX Festival Afrocaribeño tuvo un espectacular cierre en el Zócalo de Veracruz, con un programa artístico que incluyó propuestas musicales diferentes con la raíz del afromestizaje, y el público disfrutó por más de cinco horas desde un tradicional son jarocho con el grupo Caña Dulce y Caña Brava hasta las interpretaciones de sones con tendencias urbanas con Sonex y La Manta.
El punto final de la fiesta corrió a cargo de la cantante Alejandra Robles, quien deleitó a los asistentes con la interpretación de clásicos del son istmeño y clásicas de la música popular mexicana de reconocidos compositores como José Alfredo Jiménez.
La apertura del programa artístico del Festival Afrocaribeño Mujeres del Caribe estuvo a cargo del grupo de soneras jarochas Caña Dulce y Caña Brava, cuyas integrantes son veracruzanas pero residentes en el Distrito Federal.
Raquel Palacios Vega y Adriana Cao, a quienes posteriormente se une la violinista Natalia Arroyo, unen talentos y deciden explorar nuevos caminos en la música con el son jarocho como guía; este domingo hicieron su presentación ante el público veracruzano que aplaudió la ejecución de sones clásicos como La Bamba, El Balajú, así como otras piezas que permitieron a sus integrantes mostrar el zapateado del fandango.
El segundo en el programa fue Sonex, que tiene sus raíces de la música tradicional del Sotavento y de sus grandes maestros, el cual enaltece y vitaliza su tradición, bailes, versos, melodías y cadencias.
Este grupo, proveniente de Xalapa, interpretó todo un repertorio de melodías que combina la tradición del son jarocho de doña Elena Ramírez, don Arcadio Hidalgo y don Andrés Vega; sus bailes, versos, melodías y cadencias con ritmos y sonidos influenciados por géneros como la música tradicional Africana, Afro-Peruana y Venezolana.
En canciones como Te Quiero Siempre, La Gallina, Chuchumbé, Lo supe muy tarde y Petenera, entre otras, la banda xalapeña mostró su propuesta de un son jarocho con tendencias urbanas como blues, jazz y hip-hop.
En tanto, el grupo La Manta, integrado por jóvenes provenientes de familias sonorenses, veracruzanas, hidalguenses, potosinas, oaxaqueñas y del Distrito Federal, presentaron un repertorio que reflejan sus tendencias en una producción musical a la que suman los encantos del jazz.
Además, incluyen géneros que van desde sones huastecos, jarochos, calentanos, istmeños, la chilena de costa chica, músicas del norte como la picota, el corrido y el chotís hasta el rock, el funk, el flamenco y de otros países de América latina como el landó y el festejo, melodías andinas y del Caribe.
Con Eloy Fernando en voz y jarana huasteca, Carlos Zambrano en el bajo eléctrico y la quinta huapanguera, Ramiro González en la flauta transversa y el sax alto, Manuel López en las percusiones y jarana jarocha e Hiram Marcor en la batería, La Manta deleitó al público con La llorona, El gavilán, La Petenera, y La Mariguana.
El cierre de la noche estuvo a cargo de Alejandra Robles, cantante afromexicana nacida en Puerto Escondido en la región de la costa chica del estado de Oaxaca, quien a través de sus canciones narra las crónicas de los pueblos costeños, sobre la fe, las costumbres, las tradiciones, la muerte, lo efímero de la vida, el amor y también compromete su canto con las causas sociales.
En su estilo musical, fusiona ritmos afrocaribeños, sones istmeños y jarochos, además de sonidos modernos como el blues, rock, reggae y pop. Su talento y sensualidad se vio reflejado en la interpretación exquisita de canciones como La bruja, La malagueña salerosa, La morena y Volver, volver.
El subdirector de Investigación y Educación Artística del Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC), Luis Josué Martínez Rodríguez, consideró como exitoso el foro académico del festival, al permitir analizar la visión de género que se tiene a partir de los imaginarios de la africanidad y la caribeñidad, y “además se compartieron ideas con investigadores que quizá no se habían encontrado en ciertos espacios”.