Joyas ‘malditas’ que hacen daño a sus propietarios

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3 supersticiones:El diamante de la esperanza: Hope
El diamante es legendario por todas las supuestas desgracias que han alcanzado a sus respectivos poseedores y que comenzó por el robo de la joya que se encontraba dentro de un templo edificado en honor a la diosa Sītā.
Jean-Baptiste Tavernier, fue el primero en tener la joya, se estimaba que la pieza era de aproximadamente 115 quilates. Al vender la joya, Tavernier cayó en quiebra y huyó a Rusia, en donde sería hallado muerto de frío y devorado por perros. Para 1691, la madame de Montespan, amante del rey, quiso que Luis XIV le obsequiara el diamante. Poco después, cayó en desgracia y murió olvidada en 1707.
En el año 1715, con motivo de la visita del embajador del sha de Persia, el rey de Francia le mostró el diamante, para que viera que el objeto no podía hacerle ningún mal. Luis XIV murió ese mismo año, de manera inesperada. Con su muerte, muchas personas comenzaron a creer que el diamante (todavía no había pertenecido a la familia Hope; su nombre en ese entonces era “diamante azul”) causaba desgracias a su poseedor correspondiente. El siguiente rey, Luis XV de Francia no mostró mayor interés en la gema y ordenó conservarla en un cofre.
En el año 1774, María Antonieta, esposa del rey Luis XVI de Francia, decidió portar el diamante y prestarlo a la princesa de Lamballe. Debido a que Maria Antonieta y su esposo murieron en la guillotina y la princesa fue brutalmente asesinada a manos de una muchedumbre enardecida, se ha atribuido también al diamante azul el asesinato de ambos.
Después, unos ladrones se llevaron el diamante y decidieron venderlo en 1820 al holandés Wilhelm Fals, quien cortó la joya en dos y las vendió por separado. Una parte fue adquirida por Carlos Federico Guillermo, duque de Brunswick. Más tarde, el duque cayó en quiebra. La segunda la conservó el holandés. El hijo de Fals optó por robarle la joya a su padre y venderla al francés Beaulieu. Se atribuye al hurto de la joya, la muerte de Fals y su hijo, quien se suicidó tiempo después.
Y así siguieron pasando los años, el diamante fue de mano en mano y una decena muertes trágicas como parte de su historia, la más reciente fue la de Evalyn McLean, quien compró el diamante en 1911, quien dijo que para revertir cualquier maldición enterraría la piedra preciosa en alguna part de su finca. Desgraciadamente el hijo de McLean murió en un accidente automovilístico, su hija murió de una sobredosis, su marido la dejo por otra mujer y ella falleció sola en un sanatorio.
El diamante Orlov Negro También se le conoce como “El Ojo de Brahama”, fue sustraído de un ojo de la estatua del dios hindú Brahma en Pondicherry por un soldado francés, quien murió trágicamente al poco tiempo. Llegó a las manos del zar Orlov, quien se lo regaló a la zarina Catalina II. Durante años, la joya permaneció en posesión de la realeza rusa, hasta que vino la revolución de 1917.
En 1932, el empresario de diamantes de Nueva York, J. W. Paris importó esta gema a Estados Unidos. Murió al poco tiempo, tras arrojarse por la ventana de un rascacielos. Quince años después, las princesas rusas Nadia Vygein-Orlov y Leonila Galitsine-Bariatinsky, que habían sido dueñas de ese diamante, también murieron por suicidios.
Después de estos acontecimientos, el diamante fue cortado en tres partes y comprado por coleccionistas privados, que hasta el momento parecen haber evadido la mala suerte. De hecho, en el 2006 la actriz Felicity Huffman iba a utilizar el diamante en la entrega del Oscar y decidió no hacerlo.
Zafíro Delhi
Esta joya fue descubierta hace tan sólo 30 años por Peter Tandy, conservador del Museo de Historia Natural de Londres. Se encuentra dentro de “los gabinetes de minerales” del museo de la gema y fue supuestamente sellada en varias cajas que venían con una advertencia:
“Cualquiera que abra esta caja deberá leer primero este aviso, y luego hacer lo que quiera con la joya. Mi consejo para él es que la eche al mar “.
Muchos sospechan que la piedra preciosa (que no es técnicamente un zafiro) era parte del tesoro robado del templo de Indra en Cawnpore durante el sangriento motín de la India de 1857. El cuarzo maldito fue llevado a Inglaterra por el coronel W. Ferris, quien finalmente se declaró en quiebra, al igual que su hijo (después de que él heredó la piedra).
Más tarde fue comprada por el escritor Edward Heron-Allen, quien afirmó que le trajo nada más que mala suerte. Así que se lo regaló a sus amigos, quienes lo regresaron rápidamente tras experimentar como un cantante perdió su voz al tocar la piedra. Se dice que Heron-Allen lanzó la joya a un Canal y esta joya volvió a sus manos, así que la joya fue encerrada en un banco y después de tres años de la muerte de Allen podía ser donada. 

Con información del sitio laprimeraplana.com.mx

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