La batalla de puebla: 156 años de la victoria mexicana

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El 5 de mayo de 1862 es una de las fechas que los mexicanos recuerdan con gran emoción por la ejemplar defensa de la Patria ante las tropas invasoras.

Foto: Especial

El 5 de mayo de 1862, las tropas del Ejército francés, uno de los más poderosos del mundo en aquellos años, se dirigieron a los límites entre Veracruz y Puebla. Los cerros de Loreto y Guadalupe fueron testigos de una de las grandes victorias mexicanas ante las fuerzas invasoras, un episodio que se recuerda con gran orgullo entre los mexicanos.

Dos días antes de la gran batalla, el general Ignacio Zaragoza, bajo un ordenamiento del presidente Benito Juárez, sube al cerro de Guadalupe para planear la defensa de la ciudad de Puebla ante el avance del Ejército francés.

El líder militar cubrió Loreto y Guadalupe con dos mil hombres, además de formar a otros mil 500, una batería de campaña, brigadas de infantería y una de caballería. Todos esperaban con gran expectación el arribo de los cinco mil franceses.

Al lado de Zaragoza, estuvieron los generales Porfirio Díaz, Felipe Berriózabal, Manuel Negrete y Francisco Lamadrid. Eran pasadas las 9:00 am cuando las tropas invasoras aparecieron en la lejanía. Solo dos horas después, inició la batalla con el disparo de un cañón instalado en el Fuerte de Guadalupe.

Zaragoza, dando una gran muestra de su talento militar, logró descifrar el plan de su enemigo, por lo que decidió replantear la estrategia. Juan Nepomuceno Méndez repelió el primer ataque de los galos, un adelanto del día glorioso que se avecinaba para las Fuerzas Armadas de México.

El Conde de Lorencez, al ver que sus embates no prosperaban, lanzó un último ataque contra Guadalupe, pero salen a su encuentro los zapeadores de San Luis Potosí para enfrentarse a ellos a bayoneta calada. El Batallón Reforma acude a apoyar a las tropas mexicanas contra los invasores, quienes retroceden completamente desmoralizados.

Las maniobras de Díaz para defender a los Rifleros terminaron por cerrar la victoria nacional, mientras los franceses se replegaban a la hacienda de San José y, finalmente, a las tierras de Amozoc. El general que lideró a las tropas no pudo evitar romper en llanto tras la derrota en el campo de batalla.

“Las Armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria. El enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse de la plaza, que atacó por el oriente de izquierda y derecha durante tres horas, fue rechazado tres veces en completa dispersión y, en estos momentos, está formando su batalla fuerte de cuatro mil y pico hombres, frente al cerro de Guadalupe, fuera de tiro”, informó Zaragoza al gobierno encabezado por Juárez.

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